Pequeño pueblo en los bosques de Germania

Una misteriosa puerta apareció en medio de aquel pueblecillo, sin haber sido consentido por el hechicero que aún no poseía total control sobre sus antiguos poderes. Tocó la superficie de la puerta, haciendo que ésta se abriera con lentitud. En cuanto salió el portal se esfumó, desapareciendo entre llamas coloridas. Registró el perímetro y rápidamente supo la ubicación. Una brisa helada azotó su rostro. Era inolvidable, había vuelto a Germania, pero se preguntaba porqué. Todavía no había olvidado la roca sagrada que había destruyó, y también sabía que no podría huir de las consecuencias por mucho tiempo. Pero probablemente aquel percance era su castigo, haber sido enviado a un lugar en el que no deseaba caer.

Pateó una roca que se encontraba en el suelo, mandándola lejos. Estaba enfurecido. No quería volver a Germania. Por suerte en ese lugar no había nadie y por tanto no levantó sospechas al momento de llegar. Un frío tremendo lo recorrió. Las prendas que llevaba eran adecuadas para el calor de Egipto, telas que lo cubrían, pero en esas tierras heladas y de clima brutal iba a necesitar algo más abrigador, como pieles con las que proporcionarse calor.

Kainan era de ese lugar, pero había pasado tanto tiempo fuera que había perdido la condición para aguantar esa tumba congelada. Un hombre algo más grande que él estaba parado no muy lejos, observando hacia otro lado, por lo que ni siquiera estaba al tanto de la presencia del pelirrojo. Sigilosamente se acercó a él y, usando el báculo de la oscuridad, lo golpeó en la cabeza e hizo que se desmayara con su poder. Hurtó sus ropas, cambiándolas con las que él traía puestas. Sí, se había tomado de molestia para no causar alboroto. En cuanto estuvo listo comenzó a alejarse. Sentía que no estaba a salvo ahí, puesto que podía sentir el cosmos de los sirvientes de Hades. Genial, no sólo en Egipto, se expandían hacia Germania también. Eran como una plaga.

Quería marcharse de ahí pero no tenía la energía suficiente como para invocar la puerta otra vez. Hasta que ese cuerpo estuviera acostumbrado a su aura mágica y al cosmos del hechicero iba a ser imposible realizar más de un conjuro por día. Siguió caminando, deteniéndose únicamente para analizar la presencia que podía sentir desde ese punto. Era familiar, y si tuviera que apostar podría asegurar que se trataba de otro de esos molestos Espectros. Recordaba perfectamente al que había atacado a Khrysis, era una mujer de cabello negro con mal temperamento. Esperaba que no se tratara de la misma, no estaba de humor para soportar eso. Simplemente esa mujer no era más que una altanera y asquerosa víbora a los ojos del Berseker.

Pero no, no se trataba de la misma mujer. Era la otra, la que le acompañaba en ese entonces. Antes de que pudiera dirigirse a ella ésta le habló, como si ya se conocieran. En realidad no habían intercambiado ninguna palabra aquella vez, por eso le parecía extraño. Aunque una teoría que se gestaba en la mente del Berseker en base a su pregunta era que esa mujer lo estaba confundiendo con el pelirrojo tomado por Apocalypse. Después de todo el Berseker de la Destrucción Total era el interesado en esa malcriada pelinegra. No la podía culpar por confundirles, ambos cuerpos compartían sus similitudes, como e ardiente cabello rojo, la estatura y complexión. Pero también existían diferencias destacables, como el color de la piel, el largo de la cabellera y el color de los ojos, pues mientras los de Khrysis eran brillantes y llenos de vida, los de Golgordan eran enfermizos y blanquecinos.

-Te estás equivocando de persona. Considerando que la vez que nos vimos ni siquiera me hallaba en estado conciente, sólo me acuerdo de ti por medio de las vivencias de este cuerpo. El que quería algo con tu amiga era Apocalypse, a mi me tiene sin cuidado sinceramente. Mi nombre es Golgordan, el hechicero maldito. Y más te vale que me dejes en paz, arpía. No he venido ha pelear.- Concluyó, apartando la vista como si no le interesara aquello. Era evidente que su comportamiento era atípico al de un Berseker.

Prontamente aquella "mujer" se dio cuenta de que habia caido en un herror, sin embargo ademas de disculparse, mostro el interes que tenia en la razon pro la cual berserker se encontraba en aquel lugar, sin embargo, Kainan no le dio mucha importancia a aquellas palabras y la razon por la que se encontraba alli y demas datos no eran de la incunbencia de la espectro, segun creia golgordan. El rostro del peli rojo continuaba mirando a lo lejos pensando en un lugar para poder pasar la noche y recuperar sus energia, pues no estaba en condiciones de marcharse rapidamente a otro lugar. En esos momentos y como las aves de mal ahuero, asi como llego rapidamente se marcho aquella mujer de lso cabellos claros.

- Ahora yo debo encontrar un lugar a donde descansar antes de que la noche se aga mas fria y el cansancio termine por vencerme en estè lugar -

Las pisadas de aquel hombre se fueron dibujando en la blanca niebe mientras él se retiraba mirando a asu alrededor y sintiendo como la presencia de la espectro desaparecia en la distancia. Luego de caminar unos kilometros, el pelirojo encontro una posada, era algo modesta, pero perfecta para poder descansar, cuando entro muchos lo quedaban mirando, pero sin darle mayor importancia Kainan se dirigio a la recepción, pidio una habitacion y se marcho a descansar, mucho le esperaba en el futuro y necesitaria todas sus fuerzas.

En la oscuridad de una calida habitacion, un hombre se encontraba acostado en una incomoda cama, sus ojos completamente cerrados, su piel palida parecia la de un cadaber y los brazos estaban cruzados sobre su pecho; parecia que fuese un cadaber el que estubiese en aquel lugar y no un ser vivo, así le gustaba dormir a aquel hombre, sentirse vivo y muerto al mismo tiempo, sumergido en una trance profundo, recorrinedo cada rincon de su mente, explorando recuerdos y uniendo ideas.

Cuando la luaz de la luna ya cubria por completo el territorio barbaro y no habia practicamente nadie en las calles de aquellso paraje sy la blanca nieve caia de manera constante he imperturbable a los suelos, él se desperto. Sus ojos se posaron en aquel violin y la saeta que descansaban a su lado, tomo un poco de agua de un jaron que estaba a su izquierda y tomando aquellos objetos de su propiedad se lebanto y salio de aquella habitacion; recorrio los solitarios pasillos de la edificacion rustica para acto seguido marcharse por completo de aquel lugar y se interno en el bosque.

- Solo en la bestialidad y armonia de la naturaleza este melodia puede ser tocada, otra mas de las notas malditas que han sido albergadas en mi cuerpo y mente durante mucho tiempo... la tirstesa del mundo -

Mientras aquellos pensamientos circundaban su mente, como por instinto o intuicion, Kainan tomo un aposicion tranquila y pasifica mientras estaba recostado a un arbol, acto seguido, comenzo a tocar una tristes y profunda melodia mientras los pocos animales que podian estar cerca dedaban hypnotisados y el eco de aquella melodia envolvia todo el lugar, incluso algunos moradores del pueblo la escuchaban y eran embargados por aquella nostalgia. Kainan estaba absorto en su mente, en aquella melodia inedita que tocaba mientras los recuerdos de su pasado, de su humanidad, su existencia como berserker y echicero maldito volvian a su mente y recordaba sgundo a segundo cada aspecto de su vida y planeaba loq ue aria prontamente.

Una melodía profunda y desesperada volvía a escucharse entre aquel bosque. Un joven se mantenía recostado a un árbol con su violin entonando aquella dulce y melancólica melodía que inundaba todo a su alrededor. La luz de la luna iluminaba tenuemente su cuerpo mientras los copos de nieve caían con la fría brisa de la noche y se perdían entre la densa capa de nieve que estaba en los suelos.

Lentamente una atmósfera tranquila y fría se lleno de miedo, sufrimiento, angustia y desesperación. Un aura algo carmesí rodeaba a aquel ser maldito que tocaba el violín. Los pocos animales cerca se espantaban de inmediato y una sensación completa de devastación se podía sentir. Lentamente una satisfactoria y macabra risa se poso en los labios del berserker y su cosmos seguía inundando aquellos parajes.

Lentamente aquellas manifestaciones de cosmos fueron llenadas con el poder místico y mágico de aquel hechicero maldito. Una forma casi humana fue adoptando aquel poder misterioso que lentamente aparecía frente a Kainan. su mente mostraba una gran proyección a través de sus poderes, sin embargo, esta no era una cualquiera. Aquel poder se compacto creando una capsula y el suelo se agrieto un poco, saliendo de ella una casi congelada armadura, que lentamente se desprendió de aquel hielo que la mantenía inmóvil y retornando a la vida con aquel poder del berserker se separo y poso sobre su cuerpo.

Kainan permanecía callado, tocando aquella sutil melodía sin detenimiento algunos hasta que la armadura se desprendió y tomando su forma original para luego desaparecer; Kainan la había enviado a otro lugar muy lejos, uno al cual pronto el llegaría.