Perdida...

Ya estaba oscureciendo y las calles se habían quedado vacías, o al menos, casi deshabitadas. Una mujer con un largo vestido blanco y muchos adornos curiosos en su cabello entre los que destacaban una diadema y ganchos de oro que mantenían sus largos cabellos bajo control, caminaba sola, bien escondida tras una capa negra para no llamar la atención, ya que podía ser un objetivo muy tentador para personas de mal corazón.

Se secaba las lágrimas, ya que aquel día no había sido precisamente el mejor. Se sentó cerca de una fuente para reponer energías, había estado corriendo un largo trayecto, huyendo de su tragedia. Todavía podía sentir la mirada serpentina de aquel que había clavado una daga en su corazón. El vestido que llevaba estaba percudido de tanto caminar, pero eso no le importaba.

Seguramente su hermano la reprendería por haberse ido así, marchándose a la ciudad sin avisar y más aún, en medio de algo importante. Después de haber tenido que contemplar una escena poco agradable, de una de las personas que más quería, no le quedaba más que lamentarse, pero no pensaba hacerlo frente a sus conocidos. No dejaría que la vieran derramar lágrimas por un hombre.

Después de abandonar su cuarto, caminó sin rumbo fijo por la ciudadela de Roma mirando todo lo que la rodeaba en su camino pero con mucha discreción por el motivo de que no quería llamar la atención de gente de baja reputación ni que se notara que era una recién llegada a la ciudad.

Antes de que pudiera darse cuenta Chrystalle regresó al lugar donde fue su primera parada al llegar, el mercado aquel lugar donde había tenido una sensación extraña al chocar con cierta persona. Su ritmo bajo lentamente para evitar chocar con el resto de la gente que se amontonaba para comprar lo que necesitaba, igual que hace unas horas cuando había visitado por casualidad aquel lugar.

La gente no descansa en esta zona...siguen todos ajetreados como hace unas horas

Chrystalle avanzó lentamente entre la multitud pero mientras mas se adentraba en las calles del mercado, el ambiente se volvía mas pesado para ella, el calor que provenía de las respiraciones de la gente había caldeado el ambiente dejándolo muy saturado. Para Chrystalle esto era un poco fastidioso porque ella prefería mas el frió que el calor, el calor siempre la asfixiaba un poco mientras que el frió le devolvía la vitalidad. Ella lo asumió al tiempo que había vivido a bajas temperaturas y que ahora trataba de acostumbrarse aun clima mas caluroso.

En su camino a lo lejos notó una fuente y sin ninguna demora se dirigió hacia ella, en el trayecto a su destino soñado, Chrystalle vio a alguien sentado ahí, no pudo apreciar quien era por la capa que la cubría lo suficiente para mantener oculta su identidad. Cuando llegó se sentó arreglando su gabardina para evitar que el movimiento pudiera arrugar-la de cualquier manera, estaba cerca de aquella persona y de la fuente, respiro hondo llenando su pulmones con aquel oxigeno puro que rodeaba aquel lugar.

Un pequeño sollozo provino de la persona mas cercana a ella, giró levemente su cabeza en su dirección intrigada por aquel sonido que tenia un único significado para ella, lagrimas.

¿Lagrimas?...creo que es una joven.

Chrystalle metió la mano en uno de los bolsillos de la gabardina para sacar un pañuelo blanco y sin mas apuros se lo ofreció a la joven

Disculpe...tome...parece que lo necesita.

Quizás no era el oportuno intervenir de esa manera pero ella creyó que era lo correcto. Recordó las palabras de su madre al hablar sobre la tristeza de una mujer y las lagrimas que derramaba, ella había pasado por eso y sabia que alguien debía estar allí para intentar hablar. Podría ser una amiga pero Chrystalle no lo era apenas la había visto pero algo en su interior no le permitió quedarse de brazos cruzados y dejar en aquel estado a aquella joven, sus modales no lo permitían de ninguna manera, ni siquiera su frialdad característica.

La joven se mantenía en silencio sin dirigir alguna palabra a Chrystalle, pero aun ella mantenía en ofrecimiento el pañuelo para ayudarla a secar sus lagrimas. Pasaron unos segundos mas, Chrystalle desistió y guardó el pañuelo pero aún se escuchaban las lagrimas de la joven y por su actitud la joven de cabellos verdes creyó que deseaba estar sola.

Estuvieron unos minutos en un completo silencio, repentinamente la joven de la capa se paró bruscamente y salió corriendo dejando a Chrystalle ahí sin poder hacer nada, suspiro pesadamente por lo sucedido y lo que podía estar ocurriendo-le a aquella persona, fijó su vista por unos segundos en la misma dirección donde ella se había marchado, luego miro al frente donde la concurrida calle parecía no vaciarse ni por un momento, Chrystalle decidió que permanecería ahí unos momentos.

Recordó que estaba sentada cerca de una fuente, así giro levemente sobre su sitio para apreciar mejor el lugar donde se encontraba. El estanque tenia una forma sencilla pero muy linda, el agua limpia brotaba de un pequeño canal. Ella se agachó para poder ver su reflejo sobre el agua, sus cabellos se deslizaron sobre su hombro hasta abajo quedando a solo unos centímetros de la superficie del agua. Ella vio su seriedad reflejada en el agua, noto que su rostro no mostraba algún sentimiento en ese momento y se pregunto el porque.

Es natural para mi mostrarme de esta forma... así soy yo...

Se habló a si misma convenciéndose de su carácter, después de pensarlo trago saliva sobre la rápida decisión que había tomado, ella trató de sonreír un poco y vio su acción reflejada en el agua; se había visto con una sonrisa pequeña en el rostro, no forzada y eso la impresiono bastante ya que hace un buen tiempo que no se veía de esa forma y ella penso en aquellos tiempos que jamas volvería a sonreír, pero ella estaba equivocada.

El viento empezó a soplar con más fuerza en la capital, los cabellos de Chrystalle se balanceaban más fuerte con el movimiento de los vientos, miró por última vez su reflejo en el agua pero está vez con su expresión normal, la que siempre mostraba. Se levanto de su asiento y avanzó unos cuantos pasos antes de detenerse y observar que dirección tomaría, aún planeaba recorrer la ciudad entera pero no sabía por dónde empezar ya que desconocía la posición exacta de cada lugar.

Antes de que tomara una decisión un par de niñas pasaron caminando cerca de la joven por su apariencia parecían hermanas, ellas hablaban un poco preocupadas y sin ánimos sobre una tarea que debían hacer para mañana y que debían buscar en la biblioteca lo que les faltaba, aquella simple palabra "biblioteca" captó el interés de Chrystalle, sin perder tiempo se acercó a ellas para preguntarles donde quedaba el lugar.

-Esperen...Podrían indicarme el camino a la biblioteca-

-Nosotras vamos ahí también, señorita si desea podemos ir las tres-

-Si vamos, así podría ayudarnos-

La primera en responder fue la más pequeña que tenía con una sonrisa en el rostro, su cabello era de color café y corto, sus ojos eran del mismo color. La segunda era un poco más alta y su cabello era largo. Tras aquella pequeña conversación Chrystalle levantó una ceja en confusión sobre esa "ayuda".

-Bueno, vamos antes de que el frío aumente-

Chrystalle no disfrutaba mucho la compañía pero aquellas niñas no la incomodaban por nada, el camino que las niñas tomaban se alejaba cada vez más de la zona de mercadería.