Camino al Banco ....

por Diva Vie Ago 06, 2010 11:11 am

Seguíamos nuestro camino a Palacio luego de haber salido del Coliseo, en el trayecto hice detener el carruaje. Durante el viaje permanecí pensativa, del mismo modo que lo hacía Dimitri que comenzaba a cabecear, el pobre chiquillo estaba cansado de todo el trajín de los últimos días.

Permanecí ensimismada en mis pensamientos, mientras atravesabamos en un vía alterna a Palacio, las pequeñas tiendas que bordeaban el rio, se veían desde mi ventana, un sonido comenzó a llamar mi atención, monedas, llaves, sonaba el choque del metal entre sí, comencé a buscar de donde provenía aquel ruido y notando que eran las dos pequeñas bolsas llenas de monedas de oro que portaba eran las causantes de ese exasperante sonido, de pronto hice detener el carruaje, informando una parada antes de llegar al Palacio del Cesar:

- A la banca!!!!!

Los caballor relincharon deteniendose casi de manera abrupta, cambiaron de dirección, girando a la derecha, el transporte se introdujo en una zona desolada, bastante extraña, pero era el único lugar donde se podrían hacer transacciones bancarias, sin importar el estatus social de las personas, todos, absolutamente todos debíamos recurrir a ese lugar:

- Antonina ........ Pirata Ladrona!!!!!

Ese fue lo que susurré mientras nos acercabamos lo suficiente a un local, el más decente y "digno" de la zona, parecía que sin importar el día o la hora, Antonina siempre estaba trabajando. El carruaje se detuvo, Dimitri estaba completamente dormido, el conductor me abrió la puerta luego de escuchar que tocaba la portezuela, me dio su mano y descendí de él.

Subía unas cuantas escalas y tocando con la empuñadora del látigo el portón de madera oscura que era iluminado sutilmente por dos antorchas, esperé a que me abrieran.

El gran portón finalmente abrió sus puertas e ingresé al recinto sólo esperaba no tardar y realizar aquellas transacciones lo más rápido posible.

por Pandora1 Vie Ago 20, 2010 8:21 am

Iba por los caminos desiertos a la salida de la villa. Un camino de tierra bastante bien cuidado, parecia humedo, alguien debio haber estado mojando el terreno, pero no le preste mucha atencion. Ya era muy tarde y estaba dandome frio, en ese entonces no llevaba puesto mi vestido largo, sino unos ropajes mas livianos, una tela blanca que cubria a penas mis muslos fríos por el clima. Entonces comencé a apresurar mas a mi corcel, para llegar mas rapido y poder regresar cuanto antes a la villa. Pero si o si debia llegar a mi destino ya que esas bolsas con monedas estaba molestandome, pesaban mucho y me extorbaban al moverme.

-Tengo que apresurarme, no quiero tardar mucho...

Al pasar unos kilometros note que entraba en una calle en donde estaba repleto de tiendas y lugares que me llamaban mucho la atencion, aunque parecian pobres, no tenian muchos lujos. Detube un poco el paso del caballo, para que comience a caminar de a paso lento, pues habia bastante gente por las callero en aquel lugar. Paso un tiempo y de pronto me detuv e en un lugar, que parecia ser el mas bellos, el mas lujoso de todos los locales de la zona, era la banca, al lugar a donde me tenia que dirigir. Baje del caballo y lo deje atado en un rincon, la puerta del lugar estba semi abierta asique la empujé con cuidado y entre.

por Alessa0 Lun Sep 06, 2010 5:41 pm

Pasos que cedieron por el cansancio de minutos de correr sin descanso, jadeos que se proclamaban en una garganta reseca, palpites de corazón descontrolados, sudor excesivo y calor exagerado que causaba el secar de unas cuantas prendas, el enrojecer de su cara era fácil de notar, aun así Alessa no hacia caso de tales retos, pues su destino en frente se esbozaba: el camino romano que daba al banco de aquella épocas de antaño.

Y de la nada aquella parecía estar algo perdida, deteniendo su paso, esta se ríe entre la plebe existencial de aquellos rumbos de pedregal, suspira y detiene a una ancianita parándose en frente y obstruyendo su rumbo aparente, encorvando un poco su cuerpo para quedar a distancia de ella, le sonríe y le cuestiona con gran amabilidad:

-Buenas tardes madre, disculpe que le moleste en estos minutos escaso de luz, pero deseo que usted me aclare una duda que tiene leve tiempo que inunda mi razón, ¿podría decirme si este es el camino correcto a los bancos romanos?

La anciana se suelta a carcajeadas irónicas, causando que la sonrisa dibujada en Alessa se disipaba y le calvara la mirada con algo de reto, la viejecilla le pega en el hombro derecho, y le dice:

-Estúpida forma en que se expresa una vagabunda analfabeta como lo eres tú, aun así frente a ti esta el bancó, aquellas columnas lo son, ahora me largo que me quitas el tiempo mocosa…

La viejecita paso de largo mientras que la damisela se para recta y jira levemente el cuerpo viendo como la que se burlo de ella se alejaba rápidamente, relamiendo sus labios quita su seriedad de entres su cara y sonríe diciendo:

-Muchas gracias amble anciana…

Moviendo su cara de un lado al otro y nuevamente retomando el paso esta se acerca a lo que seria el banco.

por Lady Jue Sep 16, 2010 6:33 pm

Mirando por la ventanilla del carruaje, pensando en aquel momento, estaria caminando yo misma y sola en direccion al banco, jamas habia sido tratada como señora, ni como alguien importante, era algo muy extraño para mi que una esclava este llevandome en un carruaje a la banca. Pero lo acepte, despues de todo habia sido una orden de Mauritius, aquella persona que me hizo sentir verdadero amor, solo pensaba en aquella pasada noche, en todas las sensaciones que habia sentido en aquella habitacion, junto a ese hombre, todos los sentimientos que me provocaron sus caricias y besos. Estaba sumida en un pensamiento tierno y eterno hasta que escuche la voz aguda de la esclava que conducia a los caballos.

-Estamos en las calles, ya casi llegamos señorita Lady...-

No queria ser mal edicada y gritar en medio de las calles repletas de gente y de tiendas, por lo que no contesté pero me asome a la ventanilla y me di cuenta que ya estabamos a punto de llegar. Las caller estaban roeadas de gente con animales y caminando. Habia negocios y tiendas aunque a mi arecer no tenian muy buen aspecto. Pero habia un gran edificio al frente, rodeado de oro y bien decorado. Sospeché que ese sería el banco. Por lo que ordene a la mujer que detuviera el carruaje asi me bajaba. Lo hice y me dirigi hacia la enorme pueta, la abri con cuidado y pasé.

por Noah Vie Oct 22, 2010 12:32 am

Había muchas cosas por hacer en la agenda del general Noah, y una de ellas esperarían un poco más. La principal, la que se le había encomendando directamente de la emperatriz Diva ya estaba en marcha. Por tal razón él confiaba que en un par de días a lo mucho se embarcaría al destino ordenado. Ahora una parada apremiante debía solucionarse en lo que pasaba el tiempo, aunque por una parte, él hubiera optado por hacer una visita de despedida a la Sobajera, pero de momento quedaría en eso, una simple idea vaga que no se completaría por más tentadora que fuera.

Normalmente no entraba mucho en transacciones monetarias pero conociendo la naturaleza y relevancia de su misión debería asegurarse de dejar un poco de oro que cargaba con él. Ahora no le serviría para nada y gastarlo en la Sobajera resultaba sumamente tentador. Tampoco era un alma caritativa como para regalar su dinero a cualquier persona, la opción adecuada era ir y dejarlo en la banca.

Por ahora todo estaría solventado en la campaña producto de los impuestos cobrados a los pobladores de Roma. Y no es que él fuera de turista hacia aquella nación lejana. Por eso es que ahora transitaba al lomo de su caballo las calles del mercado, se dirigía a hacer una pequeña transacción monetaria para después localizar al sujeto del que había escuchado en los cuarteles generals.

por Ambrose Dom Feb 13, 2011 12:46 pm

El trayecto fue mucho mejor que cuando salimos de Casale a Roma, no habían sobresaltos ni nada parecido, fue silencioso dado que no tenía con quien hablar, aquel momento de paz me permitió relajarme un poco, recosté mi cabeza sobre la pared del carruaje, suspiré un par de veces, el andar de coche, escuchar las voces, algunos galopes me iban arrullando hasta el punto en que me encontraba semi dormida y comencé a rememorar cosas del pasado:

***** Sueño *****

Todo se puso blanco, de pronto me veía corriendo mientras reía, no tendría más de 8 años, era una cálida mañana, la dulce y fresca brisa que se producía en aquel lago hacía que ese momento fuera aún más especial.

Mi padre persiguiéndome, jugabamos a las atrapadas, mi vestidito blanco se ondeaba con el viento, las risas eran transportadas por el viento, mis cabellos se agitaban y cubriendo en ocaciones mi rostro, mi madre al otro extremo con sus brazos abiertos, esperando atraparme y arroparme entre ellos, yo seguía corriendo cuando de pronto todo se tornó oscuro, no podía ver ni identificar nada, sentía un peso en mi cuerpo, lgo grande y sudoroso, mis lágrimas bañaban mi rostro, y mis manos y uñas se clavaban a las sábanas de mi cama, era mi padre, poseyendo mi cuerpo como tantas veces lo había hecho, por momentos quería gritar, por momentos queria estrangularlo, por momentos quería morir.

***** Fin *****

Mi rostro se mostraba sudoroso y reflejaba cierta angustia, de pronto el carruaje se detuvo y desperté instantáneamente por efecto del freno, sacudí un poco mi cabeza y noté que nos habíamos detenido. Asomé mi cabeza por la pequeña ventana y estabamos en donde lo había pedido: El Banco de Roma.

por Drakins Sáb Mayo 14, 2011 5:28 pm

El camino era más corto hacia su destino actual, el banco, otro de los paraderos que tenía que pasar, antes de obtener su armadura con la cual protegería a las personas , a su diosa athena. El manto de la noche caía sobre el joven. Pero su determinación seria siendo la misma, su velocidad era constante e uniforme.

Sus pasos eran firmes, y constantes, sin mirar antros, siempre mirando al norte, sin dar un paso atrás ni para tomar impulso, tenía que seguir perseverante en todo su camino, no podía darse por vencido, ya que tenía un gran sueño que cumplir y una promesa por igual. Su mente estaba la imagen de las dos mujeres más importantes para él, athena y su madre. No debajo de pensar en ellas en que sin importar el reto que me impusieran tenía que superarlo. La decisión del joven caballero de athena, se podía percibir por su mirada.

Athena, madre, por ustedes conseguiré mi armadura, para protegerla y luchar por lo que las dos creen, el amor y la justicia en este mundo.

Sus pasos, firmes y constante, lo llevaban mas rápido, cada vez, pero al poco tiempo bajo su velocidad, ya que tenía que ir al tiempo moderado para ser un caballero y obtener su armadura, si no cuando se encontrara con una pared a esa velocidad no lo podría saltar

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