Entrada

Y aquella entrada que se dibujaba con firmeza, en esa ocasión en la lógica analfabeta de Alessa, se pintaba como salida, las pilastras le observaban fríamente por como huía de los suburbios romanos, de las cloacas sociales de la desbastada Roma imperial, si desbastada, pues se avíese perdido prácticamente todos los valores impuesto, por eso seres inmutables con sobrenombres ridículos: Dioses. Y aunque les odiaba la damisela, agradecida estaba, por tales reglas, pero un así asqueaba saber de la existencia de ellos

Pero antes de dejar su marca de cobardía en las tierra arenosa de dicha entrada, la mujer iracundamente se expresa hacia los cielos, como queriendo culpar a aquellos entes superiores y vacuos de la época ambigua.

-Maldigo a todos ustedes asquerosos seres ruines, si ustedes que mutaron en los corazones de los débiles, viles sentimientos adictivos, para su júbilo, perfección no existe, malditas mierdas, malditos dioses, escuchadme bien estúpidos, uno por uno los cazare y aunque muera en el intento, no me importa, puesto sucumbiré regocijada tras escupir sus retorcidas caras, todo por salvar un alma, un rostro, un cuerpo: mi hermana.

Escupiendo sin educación ni pena, como vil borracho en el suelo, para después pisar su gargajo con el pie derecho, y así, diluirlo por la fricción provocada tras la acción, Alessa se aleja con la mente mas clara, con el alma apaciguada, puesto ya avía sentenciado una guerra que cumpliría a futuro, pero por el momento solo restaba salir de aquel holló, infestado de pobreza, frenesí, libertinaje y demás pecados abundantes.

Los colores de aquel paraje de medio día se tornaba de brillantes a azabaches, el aroma que circundaba en aquel medio natral, cambiaba de dulzón ha agrio, tal parecía que ya no estaban en las tierras felices de Roma, aun así, se equivocaba aquel razonamiento proveniente de la dama, puesto tan solo, era un poco de desdicha mundana, la que andaba danzando entre los pasos de Jabranth y Alessa par así entorpecerlos y desanimar su andancia.

Y en mente, aquella mujer divagaba con leve dolencia, que daba como resultado: estocadas descardas en su débil corazón:

-Y jure nunca volver a esta mierda de tierra, y jure que si regresaba, era para llevarme a mi descarriada hermana menor a un ambiente prometedor, pero por lo visto no fue así, pues he regresado, tan solo unos cuantos días de haberme ido, a lado de un hombre totalmente desconocido por el pretexto de un trago… Ni esa yo me la creo, no soy tan estúpida…

Soltando la cálida mano de Jabranth aquella se adelanta para así, ponerse en cuclillas frente a las pilastras mellizas, que daban como bienvenida a todo errante sediento de alcohol y sexo… Alessa entre su diestra toma una cantidad de aren, y levemente la dispersa mientras sus labios proclamaban versos:

-Puedes ser que estés nervioso o desesperado por saber un resultado, algo que tal vez te consuma por dentro, puesto la duda así muta entre el organismo del humano, pero la verdad no se como responder a tu beso, no se que significado darle, y eso me agobia, no por probarlo si no por mutar en mi radas e indescriptibles sensaciones que entorpecen: mi alama, corazón y cuerpo; así que por favor Jabranth, déjame divagar un leve tiempo en silencio, y darle un significado a lo que me has dado con tus labios… ¿podrás?

La dama sacudió el polvo residual de su palma diestra, se levanta acomodando las prendas que cargaba con ella, lentamente camina dejando que el viento jugueteara con sus largos cabellos, para así posarse cerca de Jabranth, sonriéndole sujeta firmemente su hombro izquierdo, suspira y dice:

-¿Podrás Jabranth?

Tal parecía que aquel que tenia en frente Alessa, decía las cosa con gran sinceridad, aun así, la mujer era fría y no podía flaquear ante aquella declaración de amor repentina, pero tampoco la iba a ignora, tan solo escucho aquellas patéticas y algo sobre actuadas palabras de Jabranth, sonrió y con siguiente solo lo tomo entre sus brazos, un cálido acercamiento de cuerpos que reflejaba hermosos sentimientos, era así como aquella contestaba sin necesidad de palabras, con tan solo un simple y extendido abrazo de por medio, acercando sus labios escarlatas a los oídos de aquel atolondrado hombre de Asgar, le susurra suavemente:

-¿Mundo? Jajaja estúpido Jabranth no soy tan grande, pero pensare en tales sentimientos, aunque me quedo con la vaga idea de que eres un desubicado, tuviste agallas por decir lo que sientes por mí, no te importo las consecuencias, solo lo dijiste y ya, admiro el coraje de tu corazón…

Soltándolo se ríe frente a el, para que de repente una seriedad invadiera su faz tersa, suspirando aquella cierra los ojos y lentamente se acerca rostro a rostro con el del frente, quedando a casi nada de chocar sus labios, percatando que aquel cedía por sus sentimientos aquella tan solo dice con ironía:

-Estúpido continuemos nuestro camino, tengo sed… jajajaja antes de ir por las calles del Tiber vallamos a rio a refrescarnos un poco…jajajaja

Separándose de el, besa su frente y despeina sus cabellos, para así darle la espalda y comenzar a caminar entre el adenosos sendero de aquel lugar…

Algunas palabras salían de los labios de Jabranth con gran fluidez, tan infantil, tan tierno, tan humilde aquel hombre que Alessa había encontrado, en una tarde crepuscular entre una desolada diagonal, aquel destino tan grato… tan exacto de presenciar, aun así, aquella hacia conciencia por el venir del sotavento impuro, pues tenia bien entendido que: de los amigos enemigos nacían, de lo bueno lo malo se nutria, de lo inocente la lujuria emanaba absorbiendo con ligereza la poca humanidad del mortal.

Este de la nada comienza a correr con una gracia levemente bizarra, no causaba impresión sino que generaba vergüenza en derredor, por lo que hábilmente Alessa toma mas fuerza en su paso, para pasar de largo y toparlo con el tan solo ponerse en frente de el, extendiendo sus brazos, tomando seriedad en su faz, aquella suelta un suspiro y dice con leve sátira en su parafraseó:

-Se que el correr hace bien para el cuerpo, la mente y si se tiene el alma, pero querido, deseo admirar los hermosos parajes azabaches que rodea tan desolado lugar, así que, no te pido de favor, si no exigencia de parte mía esta vez, que caminemos con tranquilidad, aunque el tiempo siga y a la larga se remarque que es escaso, este día no existe en nuestros alrededores, ¿Te parece Jabranth caminar y no correr?…

Relamiendo su boca reseca por el danzar del aire de aquel lugar, aquella suelta un constante suspirar, para tan solo subyugar sus brazos y decir por última vez en aquella entrada al Tiber:

-No se pide tributos para este tipo de cuerpo, el cual cargo yo, para que tu tengas la estúpida idea de ofrecer tu misma vida, acaso no es valiosa para ti, si amas a alguien nunca arias eso, pues seria una total resignación, no… nunca… si se ama a una persona,(suspira) y aunque te ponga los asquerosos dioses, la sentencia de que tan solo uno sobrevira a su juego, el caballero que ama con desgarre, lucharía para que no fuese así…pues el caballero quiere vivir su eternidad con la dama…(toma un poco de aire)y tal eternidad se comienza en esta vida… así que Jabranth no digas tales estupideces rebuscadas, que si quieres obtener mi corazón eso nunca te servirá amor…jajaja
Sonríe con franqueza, pues la característica de Alessa era decir la verdad o algo que no le pareciera lógico, aunque dura y cruda fuera, extiende la mano derecha frente a ambos cuerpos yacentes, para tan solo decir:

-Toma mi mano caminemos hacia el rio… aunque se tenga sed, vayamos un rato a tal lugar que te ofrezco, es tan sereno y hermoso en verdad… ven… toma mi mano y caminemos callados…

Los minutos pasaba envueltos entre el silencio del suspender palabras tras habría las gargantas, Cassie estaba un poco cansaba pues desde la tarde andaba de un lado para otro sin tener un reposo, la nacía vez que descaso su cuerpo había sido tras el tropezar y sucumbir entre un charco, pero después de eso se lapazo, se la había pasado huyendo como si hubiese sido un vil ladrón…

Cassie giraba su rostro percatándose que ya por fin nadie les seguía, soltando la mano fina de su primo esta se d media vuelta y gañéndole el ojo izquierdo se expresa:

Estas pilastras de mármol desgastado nos indica que estamos en la entrada de los barrios bajos, también indica que por fin ya podemos salir de entre la denigración del pueblo romano ahora te pregunto, pues te conozco como te pones tras estar entre demasiada gente… ¿quieres ir al mercado con migo o te puedes en un lugar seguro? No quiero causarte ningún malestar… adema solamente será una visita corta entre los puestecitos del mercado, solo por un vestido, solo por un segundo… ¿te queda por estos lares y me esperas o vas con migo querido primo?

Después de eso aquella le miro tranquilamente mientas con clama esperaba la respuesta de jovencito que le acompañaba, pero en esos instantes la brisa sollozante se torno en sotavento, golpeando con desdén su figura, causando el danza de su cabellos, esta como instinto alzaba su brazo derecho y tapaba sus ojos para si las basurillas entreverada en el aire no le lastimaran…

-¿así que tú decides mi niño?

Palabritas que sorprendía a Cassie generando que tan solo sonriera como una factible respuesta, sorprendiéndose del muchacho del frente, pues en un pasado siempre se la vivía llorando, pero tal parecía que desde que se dejaron de ver aquel había madurado, por lo que la dama no podía ofenderle con sus acciones, cerro los ojos y se dejo guiar con los pasos de su amado primo, el cual tomaba su brazo derecho y se entrecruzaba con el de el, suspirando Cassie contestaba:

-Esta bien Aramse, vayámonos juntos y perdamos por un rato de esta humanidad asquerosa y sabes que (ladeando el rostro mientras surcaba una efímera sonrisa) Yo también te extrañe demasiado, tengo conocimientos que eres mi única familia, nací huérfana y así me crecí, pero tu estuviste siempre hay … aunque llorando… pero estuviste como mi confidente ya amigo… veo que eras ya todo un hombre… hay que buscarte una mujer para que ya te cases… jajajaja que tu vieja prima dude y consuma un matrimonio, pues en mi corazón…(guardo silenció por un minuto)…pues en mi corazón… solamente resta el amor para poder sobrevivir… y nada mas

Cerrando sus ojos y y de nuevo girando su rostro paras si poner su mirada al camino, generando nuevamente un silencio inquebrantable que tan solo resaltaba el ecos de sus pisadas, y así siguieron su camino dándole la espalada a tan infértil tierra azabache donde la melancolía era el pan de cada día.

Después de haber dejado el bullicio del mercado, Alessa, una estrella infernal de Hades y una perfecta errante, parecía y caminaba en círculos, pues juraba haber visto el mismo tronco torcido, reseco y con un corte n el centro en forma de garra de oso, por mas de una coacción en toda su andancia.

Pero no se detuvo a indagar del tema, siguió remarcando los pasos sobre el sendero lodoso, pues no era difícil de reducir que el paraje había sido invadido por una ligera llovizna de ocaso. El viento era en verdad frio, generando que en su delgado y descubierto cuerpo, recorriera un embriagador escalofrió, su aliento comenzaba a salir en forma de vapor, el cual se disipaba apenas y era tocado por la brisa pasajera.

Su ojo derecho le ardía generando el ver doble, este malestar provoco que Alessa cesara su andancia sin destino, soltó el estrés de su hombros, dejo que se mecieran sus brazos por el tumultos movimiento que daba en sus paso paulatinos y se adentro en el bosque por primera vez en busca de reposo.

Inconscientemente aquel insólito lugar le había llevado a estar frente a unas pilastras viejas, todas carcomidas por el paso de los tiempos, los cuales parecían que no habían sido benevolentes con el par colosal, pues la supuesta belleza se había carcomido inevitablemente. Alessa dio tres pasos hacia el frente, pare estar a poco nada de chocar con tales piedritas, que parecían ser la entrada a un nuevo reino o algo por el estilo, que para la pereza reencarnada eso no importaba.

Su vista comenzó a ser pesada, naciendo en su cuerpo un cansancio que extirpaba su razón de tajo. Alessa de la nada fue envuelta por un mareo que género el temblar de sus rodillas, balaceándose hacia el frente, que por instinto antepuso sus manos en los pilares frontales, las palmas desnudas chocaron con el mármol rasposo y en vez de lastimar su piel por un fuerte recargon de peso, fue proyectado a un sinfín de imagen de una dama de cabellos rojizos desconocida totalmente por Alessa, que culminaban en el caer de la dama en un abismo totalmente oscuro, esta despertaba extrañada del transe, parecía que se había perdido por horas en su mente, pero no tan solo había sido un segundo que su alma se desconectado del mundo material.

Sus manso temblaban y las pilastras eran circundadas por un liega y apenas visible hilito eléctrico, Alessa respiraba agitada, como si estuviera algo atormentaba. Dio un paso hacia atrás, tropezándose con una piedra tosca de rio generando su caer de sentón.

Cerro su ojo y se acurruco en esa postura, sin tratar de mirar el frente, pues era algo extraño que dicha mujer ruda tuviera miedo ¿Pues que era lo que había visto momentos atrás?… el aire una vez mas se ponía pesado, cortando toda posibilidad de respirar, aquella negaba con exagere con la cabeza, a un hecho que tan solo ella tenia conocimientos.

Y tras abrir su ojo derecho y proyectar su mirada al frente, Alessa quedaba impactada, muda y sin posibilidades de moverse, los minutos pasaron y dicha mujer no cambiaba de estar envuelta en transe, de la nada el relámpago cruzó el firmamento de ocaso, generando un fogonazo que iluminaba su faz toda aterrada, como pudo tras un parpadeo aquella se levanto y corrió aturdida para alejarse del lugar, como si hubiera visto un fantasma frente a ella.

Un río que serpenteaba por todo el perímetro servía como una especie de frontera entre una Roma acaudalada, próspera e ilustre de otra Roma deteriorada, corrompida y degenerada. Para llegar a este sitio se tenía que pasar por un puente y una vez adentrado a esos dominios cualquiera echaba su suerte.

No era por lo tanto, un lugar para vacacionar, y aunque normalmente las patrullas romanas entraban no era precisamente para vigilar. Este sector era tierra de nadie, y a la vez lugar de oportunidades para los próscritos, delincuentes y cualquier sujeto vil. La prisión móvil comenzaba entonces un viaje a este distrito. Morticus aún tenía asuntos pendientes antes de regresar, tendría que alimentar a sus adquisiciones y ver si podía aumentar el grupo.

Zelghadis aún seguía pensativo, ahora miraba por entre los barrotes otro mundo distinto pero similar a los que le había tocado vivir en su niñez. Volvía entonces a identificarse y recordar los momentos en los que deambulaba sin rumbo intentando conseguir aunque sea una migaja de pan. Recordaba como ofrecía trabajar por una comida y un techo y por ahora todo parecía estarse repitiendo.