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Mensaje por Illidan Sáb Oct 02, 2010 6:43 pm

Narración - Dialogo - Soldado Rebelde
_______________________________

Las órdenes de Selene fueron claras. Illidan, Hang y el soldado enmascarado que los acompañaba debían de acabar con trecientos soldados rebeldes, siendo que ellos llevaban un puñado de apenas veinticinco hombres a caballo. La desventaja numérica era inmensa, pero se había dicho y comprobado muchas veces que los números no eran lo que ganaba la batalla. A veces un soldado habilidoso podía ser mas efectivo que cincuenta soldados que no supieran nada de batalla. Illidan esperaba por el bien suyo y de todo Egipto, que este fuera uno de los casos en los que el número no seria más que un adorno para su victoria. Al cabalgar hacia Memphis y cada vez que se acercaban podían ver como había cadáveres de soldados egipcios en el suelo, lo cual demostraba que la información brindada por Selene era cierta y que no solo se estaban revelando contra ella sino que contra Egipto también. El ministro egipcio observo a lo lejos un campamento de donde salía un humo, quizás el de una fogata. Illidan se adelanto con su caballo y se freno en un árbol, donde ato a su animal con una correa para evitar que este escapara. Al bajar se saco sus sandalias y también las dejo ahí, junto con una capa que lo protegía del calor del desierto. Camino despacio hasta el campamento que estaba lleno de cercas de madera, pero que estas cercas no evitaban que se pudiera ver a través de ellas o incluso treparlas. Illidan se movía sigilosamente entre las cercas, llegando hasta donde pudo trepar y se mantuvo escondido en el techo de una de las casas que habían construido. La casa era muy frágil por lo que parecía que las instalaciones del campamento no serian un problema. Illidan miro hacia el humo y pudo ver como un soldado estaba a punto de ser quemado por uno de los soldados rebeldes, quien estaba rodeado de muchos otros. Aquel hombre en el fuego parecía estar aterrado, lloraba y suplicaba por su vida mientras que el otro le hablaba a los gritos y ante la risa de todos sus soldados.

-Contéstame idiota… ¿Quién demonios mato a nuestro jefe, Seth?...


Cada vez que repetía esto y el soldado egipcio no contestaba, una nueva rama de leña era añadida al fuego para hacer que creciera más. Sin embargo, el soldado se mantenía firme a su orgullo y no decía nada. Era un soldado fiel, no merecía morir así. Illidan volteo su rostro y vio que todos sus soldados incluso los otros dos hombres ya habían llegado hasta allí. Por lo que antes de que el soldado rebelde añadiera otro leño mas, uso su cuchillo y lo lanzo hacia él, enterrándoselo en la garganta y provocándole la muerte inmediata. Illidan salto rápido hasta la puerta del lugar y mato a los dos guardias que había allí a base de su espada, aprovechando que los demás estaban desconcertados por la muerte del que parecía estar gobernando el campamento. El ministro abrió la puerta y les dio paso a sus soldados mientras que también esperaba que ingresaran Hang y el enmascarado. Illidan camino y con su espada ya bañada en sangre miro hacia los traidores y levanto su arma, dando un fuerte grito de ánimo hacia los soldados.

-¡MUERTE A LOS TRAIDORES!...
-Grito con fuerza y furia mientras que las almas de los traidores se estremecían ante el ataque sorpresa de los egipcios, pero sin embargo se abrió una puerta mas atrás de la hoguera y se pudo ver como salían desde ella muchísimos soldados mas, al menos unos quinientos mas de los que había contado Selene. Illidan miro esto con sorpresa mientras que advirtió a los demás.-
Esto será mas difícil de lo que pensamos…

______________________________________
OFF ROL:
Haganlo creible, no me vengan conque matan los quinientos en un post porque sino no tiene sentido, ademas dense cuenta que aqui podemos sacar al menos 5 post cada uno que cuentan para la defensa y los ataques :)

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Mensaje por Hang Sáb Oct 02, 2010 10:39 pm

Narración / Dialogo Hang / Pensamiento

Nos encaminamos a las afueras de Menfhis para atacar a los rebeldes esas fueron las ordenes de Selene que fuera junto con Illidan y ese hombre de la mascara después de cabalgar rápidamente en Osiris me preguntaba que si con solo veintiocho hombres podríamos con quinientos...pero recapacite que después de todo eran fieles soldados de Selene y no creo que simples traidores los derroten...pero me saco de mis pensamientos ver en el camino se veían cadáveres de lo que parecían soldados egipcios regados por todo el suelo lo que afirmaba lo que nos conto Selene sobre el numero de rebeldes pero no me preocupaba ya que no podían ser mas fuertes que nosotros.- aunque no he visto todavía pelear a Illidan ni tampoco al hombre de la mascara no creo que esos traidores le puedan encarar .En eso veo que Illidan se adelanta para dirigirse a lo que parecía un campamento además de que salía humo de una parte de ese campamento.-De una fogata?...o tal vez de....-hice cabalgar mas rápido a Osiris para alcanzar a Illidan cuando llegamos pude observar que su caballo se encontraba amarrado a un árbol. El campamento se encontraba rodeado por una frágil cerca.-Se abra adentrado en el campamento?.-Baje de Osiris para observar un poco las cercas.-Son muy débiles como para evitar un ataque...esto puede ser trepado muy fácilmente.-Illidan abrió las puertas del lugar dándonos paso mientras que los soldados se adentraban me quite de enzima lo que me podía estorbar en la batalla y desenfunde mi espada para poder entrar.

Cuando me encontraba adentro del campamento observe que todos los edificios que también construyeron se veían muy débiles al caminar un poco mas escuche el grito furioso de Illidan dándoles la sentencia de muerte que nos ordeno Selene al acercarme mas a donde creí que se encontraba Illidan pude ver una especie de hoguera con un hombre atado que parecía un soldado de Selene, me acerque rápidamente antes de que nos atacaran para liberarlo, corte las sogas que lo ataban con mi espada mientras que recogía una de los rebelde que mato Illidan.-Es tu decisión castigar a los que se rebelan en contra de nuestra reina y vengarte por lo que te han echo o irte de este lugar antes que comience la batalla.-Le arroje la espada a un lado suyo mientras se lo decía con frialdad y me dirigí corriendo a donde los demás antes de llegar escuche de nuevo a Illidan diciendo a todos que seria mas difícil de lo que creíamos no entendí al principio pero cuando pase la hoguera me di cuenta de que se encontraba una puerta de la cual salían varios soldados tal vez mas de los que nos dijo al principio Selene.

Todos comenzaron a pelear, me quede parado antes de comenzar a pelear para poder comprender como peleaban los rebeldes...después de un rato de observarlos comprendí de que no serian mucha amenaza pero era mejor no descuidarme por la cantidad ya que un podía sorprenderme y atacar por la espalda…corrí para he cercarme a algunos rebeldes para atacarlos...
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Mensaje por Arthas Mar Oct 05, 2010 12:46 am

Off Rol: Me gustaría hacer esto, tipo historia, no andar cada un post renombrando lo que dijo el otro porque serían robar líneas. Quiero hacer esto algo legible y no tan repetitivo, sino fluido; que si alguien lea mi post no tenga las mismas palabras de lo que sucedió cuando Illidan hizo esto o cuando Hang hizo aquello. Así que tomaré la acción desde cuando los soldados salieron de la puerta, sin renombrar todo porque sería pesado para quien lo lea y para quien lo escribe, he dicho.

Por lo demás, estoy completamente de acuerdo con Illidan, así que allá vamos.


On Rol:

La puerta se abría, dejando ver a un par de soldados que cargaban montones de armas, eran rebeldes, algunos ni siquiera sabían pelear pero se unían a la estúpida causa de defender a Seth, ¿Defenderlo de que? Se pensó Arthas, debido a que ya estaba muerto.

Algunas personas estaban armadas con antorchas, un juego de niños para alguien como el enmascarado que adoraba el fuego. La cruzada era inminente y pronto llegaron los soldados de Illidan a por el apoyo, chocando el acero contra los rebeldes. Era inminente que tenía que comenzar a masacrar gente, así que se abalanzó a la batahola.

Sin desenfundar su guadaña que aun seguía amarrada a su espalda encaró al primer rebelde que se le cruzó y le colocó el antebrazo en la boca a toda velocidad, derrumbándolo al piso, el hombre que había golpeado tenía una espada que dejó caer por el miedo y antes de que esta tocara el suelo, Arthas la empuñó en el aire y la clavó en el pecho del abatido, quitándola con ferocidad y lanzándola hacia delante para clavarla en el pecho de un tercero.

- ¡MUERTE A LOS INFIELES!

Musitó el monstruo detrás de su mascara, pero fue completamente audible para todo aquel que estuviese a su alrededor. Un soldado lo encaró corriendo a toda velocidad, pero el hombre era inmenso y tan solo levantó su pie, para dejar la marca de la suela de su bota en la cara del soldado que quería hacerle daño; la antorcha que tenía sosteniendo en su mano se le cayó a su pecho y comenzó a incendiarse, gritar, a lo que el monstruo que seguía con el pie en alto lo bajó a gran velocidad y le fundió el pecho.

- Quizás así dejes de gritar como una puta.

El hombre no había desenfundado su arma y ya había matado a tres hombres, sin duda era alguien de temer, pues lo que lo tenían enfrente ya dudaban de encararlo, pero siempre había un idiota como aquellos dos dementes que dieron un paso adelante, se ve que eran hermanos o algo así, debido a que eran iguales. Tenían sus brazos en alto, empuñando con fuerza una espada, esperando llegar hacia Arthas para bajarla a gran velocidad y cortarle un brazo o algo así, a lo que el enmascarado hizo dos pasos adelante y sujetó a ambos del cuello; comenzó a estrangularlos con fiereza, haciendo que suelten el acero que tenían en sus mano y comenzando a cerrar sus ojos. Un tercero se avecinaba por allá y Arthas sin soltar a los que ahorcaba, levantó una vez mas su pie y lo puso justo en la cabeza del hombre, bajándolo al compás de su cuerpo que caía al suelo y pisando su cráneo, volviéndolo un mar de sangre, debido a que lo hizo explotar.

Levantó a los dos hombres por el cuello y los estampó de espaldas al suelo, como había hecho con la sirvienta de Selene. Sus espaldas producieron un estruendo horroroso, rompiendo su columna vertebral ante la inmensa ferocidad del ataque, algunos hombres de tanta masacre parecían querer vomitar, nunca habían visto en sus años de guerra un acto tan sádico como ese, los que quedaron sorprendidos ni siquiera se alcanzaron a mover debido a que Arthas desenfundó su guadaña y les cortó la cabeza en el mas veloz movimiento que hayan visto, de hecho fue tan rápido que ni siquiera lo vieron.

- Quince…

Musitó el hombre, mientras hacía un movimiento de su hoz contra el suelo y esta comenzaba a brotar chispas de su acero, encendiéndose rápidamente en un mar de llamas que no tardaron en convertir en cenizas los cuerpos de los hombres tendidos en el suelo, mas cruzó las llamas con un ágil movimiento, sin recibir un pequeño daño y siguió avanzando con el combate, realmente contento ante ‘tanta diversión’
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Mensaje por Illidan Mar Oct 05, 2010 2:07 am

La batalla había comenzado…La gran prueba para el hombre que una vez vio morir a su familia estaba justo frente a sus ojos, su deber era pasarla sin ninguna dificultad. Por más que esta fuera más difícil que lo que le habían dicho, todo en la vida tiene una trampa o un secreto y es mejor saberlo a tiempo como para poder remediarlo. Si, podía ser que con una información más certera el ministro hubiera traído más guerreros y no hubiera sacrificado tanto a los que vinieron, pero sin embargo, esta era una gran prueba también para los soldados. Una prueba de valor y coraje que demostraría quien tenía los huevos realmente puestos como para servir a Selene dando su sangre o incluso su vida por ello.

La gran oleada de soldados se aproximaba rápidamente hacia los guerreros egipcios que al ver tal magnitud de hombres, algunos comenzaron a espantarse. Illidan se mantuvo quieto mientras que esperaba que los enemigos llegaran, con su espada en la mano y preparado para cualquier resultado que diera esta batalla. El ministro respiro agudamente y relajo sus músculos para evitar que uno de ellos se le cansara o acalambrara durante el desafío. Sus ojos se abrieron mostrando el color de su iris y la preocupación que tenía…Sabia que las probabilidades solo dependían del enmascarado, de Hang y por supuesto, de él.

El enmascarado parecía estar aislado de los soldados, mientras que Illidan se paro frente a ellos y empezó lo que se llamaría como un discurso para alentarlos, para demostrarles que no es todo tan terrible como piensan. Por mas que fuera así, ese discurso los haría creer otra cosa…Como cuando los padres de un niño le dicen que su perro se escapo, pero en realidad esta muerto. Es una esperanza que no quita la tristeza del hecho, pero que hace la diferencia en algunas ocasiones.


-No muestren piedad nunca, Jamás se rindan ante cualquier amenaza enemiga. El hombre Egipcio fue hecho para triunfar y es eso lo que haremos este día… -La voz del ministro demostraba la furia que había en su mente, furia contra los traidores que rehusaban a una reina decente y justa como lo era Selene. Una reina que Egipto necesitaba hacia tiempo y que cuando llega, la rechazan de la forma mas cruel…Amotinándose- Hoy, Memphis se teñirá con la sangre de los inmundos traidores…

La distancia entre los furiosos soldados que se acercaban y la poca defensa de los egipcios, era eterna. Parecía que vinieran en cámara lenta, pero Illidan no desesperaba, aguardaba tranquilamente hasta que llego el momento justo en que los batallones rivales se encontraron en un cruzo de espadazos, movimientos y exclamaciones. Mientras que la batalla comenzó…La prueba comenzó.

Illidan comenzó empujando con su pie a un soldado que venia a golpearlo y estancándole su espada en el pecho, retirándola rápidamente y cubriendo otros más que intentaban aprovechar su distracción. Los traidores no eran precisamente hombres de palabra o de honor, atacaban por la espalda y esperaban que Illidan estocara a uno para atacarlo, justo en el momento en que su espada estaba enterrada en las entrañas de otro soldado. Sin embargo, el egipcio podía esquivar con su cuerpo aquellos ataques de los novatos y los respondía con un fuerte espadazo que cortaba brazos, piernas o hacia grandes heridas en otras partes del enemigo, como el abdomen. La sangre saltaba para todos lados y el rostro del ministro ya estaba lleno de este líquido, pero rápidamente Illidan se sacaba la sangre del rostro con el brazo para poder ver. Una vez que los soldados egipcios comenzaron a matar y enchufarse en la lucha todo pareció más fácil, los soldados no eran tantos alrededor de Illidan y el mismo tenía más movimiento y libertad. Pero de todas maneras debía seguir atento.

Uno de los traidores estuvo a punto de cortar su rostro con la espada, pero torciendo la cintura hacia atrás Illidan logro esquivarlo y le quito la espada de un manotón, se la enterró en su propio cuerpo y luego la agarro nuevamente para enterrarla en el ojo de otro soldado cercano. La masacre del ministro estaba siendo terrible y sin piedad, los hombres egipcios al verlo se emocionaban e ilusionaban, ahora había una ilusión más grande que la del discurso, ahora había una pequeña luz de victoria a lo lejos. El sádico Illidan seguía matando mientras que escuchaba a sus espaldas los gritos de los traidores y egipcios en un combate que nunca antes había presenciado. Mientras que los soldados se dispersaban comenzaba a verse mas espacio para el guerrero, sin embargo parecía que la gente traidora caía rápido. Alrededor de tres decenas de soldados habían probado ya el suelo por parte de cualquier guerrero egipcio. Incluyendo a los soldados normales, mientras que los egipcios parecían no tener muchas bajas. Illidan siguió matando con su espada y esquivando ataques saltando o incluso rodando, cuando necesito hacerlo. En una de estas ocasiones, Illidan rodó y enterró su espada en el estomago de un rival, en ese mismo momento sintió una voz detrás suyo algo ronca, que era fácil de reconocer, musitando un numero…Illidan sonrío, al parecer no era el único que contaba las caídas que su espada acumulaba. Luego de escuchar el numero que el enmascarado dijo, unas llamas causaron calor detrás del ministro y este se corrió, para evitar quemarse y al pararse vio como una espada casi le da en la pierna, pero la corrió a tiempo y corto la cabeza del traidor que casi se queda con parte de su cuerpo.


-¿Solo quince?...-Dijo Illidan en voz alta mientras sonreía y seguía combatiendo contra dos soldados al mismo tiempo. Su espada se movía muy rápido y cubría los ataques enemigos mientras que al mismo tiempo atacaba. Los soldados se sorprendían al ver que no prestaba toda la atención al combate, de hecho, prestaba mas atención a los diálogos con su soldado, como si supiera los movimientos rivales de memoria-
Debes de hacer algo mejor si quieres ganar esta batalla.

Las palabras de Illidan buscaban dañar el orgullo del enmascarado y hacer que este tratara de superar al ministro, Illidan sabía que había un poder oculto increíble dentro de aquel gran monstruo y debía de liberarlo…quizás ese fuera el secreto de la victoria egipcia en ese combate.

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Mensaje por Arthas Mar Oct 05, 2010 2:43 am

El enmascarado se detenía un momento ante la inminente sorpresa de Illidan, que aun seguía vivo y hacía de las suyas eliminando a los demás, delante de los ojos del enmascarado. Lo retaba al hombre con esas palabras, su sangre hervía, mientras sostenía con la mano izquierda su hoz que se apagaba lentamente y la colocó en su espalda.

Cerró su puño derecho y un tronar se sintieron provenir de sus nudillos, pudo ver su puño delante de su rostro, observándolo, sabía que ese puño podía hacer una masacre. Su respiración era entrecortada, estaba envuelto en un cólera interminable, de no ser por esa máscara que cubría su rostro se podría haber visto su vena en su ceja hincharse ante la furia que acumulaba encima, hizo detonar los nervios de su cuello y soltó un grito de guerra mientras alzaba su cabeza hacia el cielo, estaba completamente ido y distraído.

Un hombre lo vio desatento y lo intentó atacar, pero sin siquiera verlo y por reflejo le colocó un codazo en la boca volándole tres dientes, un rodillazo para dejarlo sin aire y con su enorme mano le cubrió el rostro por completo hundiéndolo contra el suelo.

- Dieciséis…

Musitó al aire, casi en un susurro que prontamente se perdía en el viento. Estaba dispuesto a no usar su arma, al menos de que sea necesaria; como ultimo recurso. Levantó la espada del suelo que había soltado su última victima y dio un salto en el mismo lugar, que hizo levantar un poco de polvo, pero era el impulso que necesitaba antes de salir corriendo con su espada en posición como si fuera una lanza para ensartar al primer hombre que se le cruzaba en el camino.

Hundió lo más profundo el acero y lo desenterró haciendo a un lado la espada en el piso, tomó al muerto por el cuello y como si fuese un escudo comenzó a embestir a montones de hombres con él, abriéndose paso entre la multitud, dejando un camino de hombres tirados, algunos sin vida otros con una vida que poco iba a durar debido a que la perdía cuando sus pies cruzaban por encima de ellos hundiéndoles cualquier parte de su cuerpo y dándoles una muerte completamente horrorosa.

Abrió paso hasta una pared en el templo donde estaba parado y había aproximadamente unos sesenta metros atrás de un camino imaginario que había construido con su brutalidad, al llegar al muro soltó el cadáver y lo lanzó hacia un par de soldados tumbándolos sin hacerles gran daño. Dos hombres lo encararon y les quitó las espadas hábilmente con una patada y tomándolos por la nuca, los hizo chocar uno contra otro de cara, aturdiéndolos un poco y luego lanzándolos brutalmente contra la pared, volviéndolos prácticamente un puré rojizo de sangre y deformidad.

Con sus manos hacía señas de que se acercaran, había abierto una brecha bastante importante en el camino, solo hacía falta esperar un poco y cuando estos se dieran vuelta para intentar eliminarlo a él, los hombres de Illidan, Hang y el mismísimo Illidan tenían las espaldas de los rebeldes, una estrategia bastante importante para descontar un poco las cosas y nivelar el numero. Desde allá el fondo, envuelto entre soldados se pudo escuchar la voz de Arthas asomarse…

- ¡Ochenta y dos!

Sin duda alguna había mejorado, y vaya que mucho. Pero quizás el número que había dicho no era ni el diez por ciento de la totalidad de hombres que estaban ahí, como mucho habían muerto unos doscientos y habían caído unos siete hombres de los que Illidan había llevado consigo, así que cada vez eran menos de los dos bandos.

Arthas se agachó unos instantes sin perder de vista a los montones de soldados que le rodeaban y por inercia cogió las dos espadas que estaban en el piso, uno con cada mano, se relamía sus labios secos ante el inmenso calor que había ahí, su corazón palpitaba a mil por segundo, era la adrenalina del combate la que estaba encendiendo al monstruo.

- ¡AHHHHHHHH!

Gritó con todas sus fuerzas y se lanzó a la batalla, contando mentalmente a algunos con cada corte que hacía, desparramaba sangre por todos lados, era una maquina de picar carne el maldito hijo de puta. Lo estaba haciendo bien, sin duda era un hombre desequilibrante en las filas egipcias, y cuando se quiso dar cuenta ya había pasado los cien en menos de veinte segundos, eso sí que se ponía bueno y lleno de acción.
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Mensaje por Hang Mar Oct 05, 2010 10:39 pm

Al acercarme a los soldados pensé.- si peleo con estos rebeldes como un campesino me ganaran entonces tendré que pelear como lo que realmente soy.-mientras serró los ojos un momento los rebeldes aprovecharon el momento para atacar rodeando .-Tan débiles nos considera la reina Selene que se atreve a enviar a un niño para que acabe con nosotros...esto es una burla.-el hombre se acerco con furia para clavarle la espada en el estomago al joven egipcio, pero el rebelde no se dio cuenta que cuando abrió los ojos el joven el color que tenían era seméjate al de la sangre...al momento de atacar lo esquivo agachándose un poco saliendo completamente de las vista del otro mientras Hang clavaba su espada en su garganta.-Que diminutos son...-diciendo esto en tono de burla, al decir esto los demás se abalanzaron en su contra, el joven mirándolos con frialdad tomando la daga que tenia atada a su cintura la lanza al hombre que tenia en frente quedando clavada en medio de su frente, dando un giro para parar las espadas de los otros toma una de los soldados que ya había matado al girar cortaba con la mano izquierda los estómagos de los que se atrevieron a atacarlo de una forma tan cobarde y antes de que murieran dijo.-Acaso no habían dicho que era una burla que Selene enviara a un simple niño para matarlos...y mírense ahora diez de ustedes tumbados en el suelo casi muertos...no vale la pena seguir conversando con quienes están apunto de morir...-decía esto con desprecio y con una mirada apática por esos sujetos siguió su camino mientras observaba como seguía atacando a los pocos hombres que teníamos pero a comparación de nosotros que se supone que nos ganan en numero ellos caían rápido ante nosotros me acerque rápidamente a unos de nuestros soldados que iba a ser atacado por la espalda pero me percate de que no llegaría a tiempo paraqué no lo mataran entonces tome la daga que seguía clavada el la frente del cadáver, la lance hacia el rebelde la daga se clavo en su nuca matándolo al instante.

Me dirigía a los que parecía un tipo de templo mientras me hacia paso entre los demás llego un momento que pase en una parte llena de traidores, como tenia aun las dos espadas las levante para que los cortaran a todos al correr a su lado, a mi no me importaba hacer ruido o no solo me concentraba en la sinfonía que hacían las espadas y gritos de dolor de todos...trataba de concentrarme en lo que se me ordeno antes de todo acabar con todos los que se rebelaron ante Egipto, tampoco me preocupaba en contar cuantos rebeldes caían ante mi espada solo la clava en el cuerpo de cualquiera de ellos que se cruzara en mi camino.

Llego el momento en que no me podía abrir paso por el numero de enemigos, me comenzaron a rodear sentía que al tenerlos en circulo me facilitarían demasiado el trabajo de tenerlos que buscar cuando estuvieran dispersos. Comenzaron a atacar uno por uno al primero le calve la espada en su estomago al hacer esto los demás atacaron varios tacaron por la espalda pero use al que tenia en mi espada como escudo al clavar todos sus espadas en el cuerpo del sujeto aproveche para sacar la mía de un costado cortando el cuerpo y al mismo tiempo cortar la garganta de los tres que atacaron, los demás comenzaron su ataque uno se acerco por un costado y alcanzo a rosarme el brazo pero lo evadí girando mi cuerpo y con ese giro ponerme detrás del el encajando la espada en su espalda miro a los demás con ojos de furia que ardían con el fuego como no se acercaban yo comencé a atacar me acerque aparentando que los atacaría de frente pero al momento que levantaron sus espadas me barrí entre ellos cortando a dos por el estomago, me levante para terminar con los otros cuatro que quedaban.
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Mensaje por Illidan Miér Oct 06, 2010 2:50 am

Narración - Dialogo - Pensamiento
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Todos caían…El ministro sentía como la fuerza enemiga se iba reduciendo poco a poco, segundo a segundo. Hacia falta solo un par de segundos para que aquel inmenso enmascarado acabara con decenas y decenas de infieles que se interponían a su paso, usando el fuego, su arma o incluso su fuerza bruta para destrozarlos. El plan de provocarlo que empleo Illidan había funcionado, las ganas de superar que puso el gigante eran tantas que aplasto demasiados soldados, los traidores miraban sorprendidos estos hechos mientras que Illidan y los soldados egipcios aprovechaban esto para derrotarlos mientras estaban distraídos. Los ojos de Illidan quedaron sorprendidos al dar este un espadazos que quedo en el aire, miro hacia todos lados y no encontró enemigo alguno. Volteo rápidamente y vio como los soldados comenzaban a ser menos y como los egipcios se defendían uno a otros en muestra de gran compañerismo. Esto hizo sonreír a Illidan, por esos momentos no era la persona sádica que solía ser siempre, estaba bajo ordenes estrictas y debía de cumplirlas bien, por mas que su orgullo y reputación debieran ser dejados de lado. Además de ver los soldados Illidan vio a Hang, el joven campesino peleando como si hubiera sido entrenado por los mejores luchadores…Incluso podría llegar a comparársele al ministro de Egipto, Illidan frunció el ceño y pensó.


“Este muchacho no puede ser lo que dice…Algo oculta Hang y por el bien de Egipto, lo descubriré…”


Illidan pensó al mismo tiempo que se dirigió hacia donde había mas soldados, algunos abandonaban la batalla corriendo y Illidan los casaba con su espada, terminando así su miserable vida y su sufrimiento. Muchos huían de aquella inmensa bestia que estaba causando destrozos, pero otros peleaban con valor y de la misma manera eran asesinados por el acero egipcio. La habilidad del desdichado ministro era increíble, moviendo su espada de lado a lado y logrando cubrir y dañar a su enemigo como si este fuera un campesino inmundo, siendo que los traidores eran en mayor parte, los mejores guerreros que tenia Egipto después de los generales. Eran soldados con un gran futuro… Oro y fama les esperaba, muchos se entrenaron con el mismo Illidan y hoy morían bajo su espada, sin piedad ni rencor por parte del asesino. La sangre en el piso hacia un barro con la tierra y ridiculizaba un poco los movimientos de las botas egipcias, pero era preferible que hubiera mas sangre en el piso a soldados de pie. El ministro siguió con su masacre, atravesando con su espada todo lo que se le ponía en su camino, cortando piernas, brazos, cabezas y mutilando cuerpos de cualquier soldado sin importarle nada, su furia ya estaba a tal punto que ni siquiera lo demostraba. Solamente caminaba y lanzaba espadazos mientras esquivaba o se cubría. Tomo un escudo en sus manos y lo uso para evitar mas ataques. Siguió golpeando y matando a todos mientras que vio hacia el sur, donde un grupo de arqueros estaban apuntando. Los vio a tiempo, pero eso no cambiaria el final de los hechos...

-Mierda…¡¡¡ARQUEROS AL SUR!!!...

Las palabras de Illidan no alcanzaron a terminar que un fuerte sonido quebró el viento y una lluvia de flechas cayo sobre él. Se cubrió con su escudo, pero no evito que una flecha diera en su pie y este comenzara a sangrar de manera violenta. Un fuerte quejido de furia y dolor fue soltado por los labios del dolido ministro que más que dolor físico, le dolía su orgullo. Las flechas no lograron ser esquivadas por los soldados egipcios que estaban todos lastimados, pero se trataban de defender igual. Algunos ya habían muerto. La mirada de Illidan fue directa hacia las decenas de arqueros y como pudo se paro para mirarlos…Los observo, los contó y vio su ubicación precisa…Ya sabia lo que haría.


Contuvo la respiración y en un ataque arriesgado no más doloroso, corrió hacia las filas de arqueros esquivando todo lo que le lanzaban excepto una flecha que dio en su brazo y se quedo clavada, ridiculizándole el brazo izquierdo y haciendo que este soltara el escudo. Corrió con un pie lastimado y un brazo herido, sin problema y con furia en sus ojos, llego hasta los arqueros y aunque estos quisieran escapar, los mato uno a uno, algunos con su espada y directo, a otros los golpeaba y después los remataba o incluso con las propias flechas de sus arcos Illidan sentenciaba a los malditos enterrándolas en sus gargantas. Bronca era lo único que describía sus acciones, después de matar a todos los guerreros, Illidan cayo al suelo sentado y miro como sus soldados eran derrotados porque las flechas que habían lanzado los lastimaron mucho…Solo quedaba Hang, Arthas y él, que por mas que fue herido a traición…No pensaba perderse la diversión.

-Malditos traidores cobardes….


Se levanto y se arrastro hacia la batalla poniéndose en medio de todo el lugar, provocando al enemigo a atacarlo.

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Mensaje por Arthas Jue Oct 07, 2010 2:59 am

Arthas desenterró la espada del último que quedaba vivo y éste cayó al suelo soltando un pequeño grito falleciendo al instante. Levantó su mirada y observó que no había nadie de pie, solo Arthas y Hang, todo se volvía realmente un infierno eran tres contra quien sabe cuantos, pero Selene lo había dicho bien claro, ¡No podían fallar!

La respiración del monstruo se podía sentir chocar contra su máscara, estaba algo agotado y notó que todos se habían ocultado en Memphis. No había vuelta atrás, había que entrar aunque sean tres porque volver sería lo mismo que perder. Sintió el silbido de una flecha cortar el aire y esta se clavó en su espalda, a pesar de que Illidan los había matado aun había un par vivos, y eso si que era molesto. El monstruo soltó un mugido de molestia y haciendo presión con su mano, cortó la flecha dejando adentro la punta.

Sintió provenir desde adentro aquel sonido molesto al unísono del tensar de los arcos, atacarían. Un grito egipcio se sintió, era débil por estar detrás de los muros, pero de seguro era la señal para disparar. Arthas observó como el cielo se teñía de montones de flechas que pronto caerían sobre los tres que aun seguían vivos. Dio un salto en el lugar y se impulsó a correr hacia Illidan y Hang, tomándolos a ambos de sus ropajes y llevándoselos con él un poco mas lejos, para salvarlos de las flechas.

Corrió hacia detrás de un par de carretas que había afuera de Memphis, estaban quemadas pero servían lo suficiente como para resguardo de los proyectiles. Observó un instante por detrás de la carreta y una pequeña flecha se clavó a centímetros de su rostro. Los estaban esperando, sin duda alguna y debía dar el paso inicial.

- ¡Ustedes…! Deben ir por la izquierda, soy un blanco mas fácil así como estoy vestido así que se centrarán en tirarme a mí, lleguen lo más rápido que puedan a sus caballos yo voy en busca del mío… ¡Ahora!

Silbó fuertemente y salió corriendo con velocidad, mientras se sentía un galope a lo lejos, el caballo de Arthas respondía a su llamado y venía a gran velocidad. Mientras que este se abría paso entre el prado, las flechas realmente pasaban rozando, algunas detrás de él o le silbaban por adelante intentándole embocar, corrió sin mirar atrás, lo único que esperaba es que Illidan y Hang hicieran lo que les pidió así podían entrar.

El caballo llegó corriendo y Arthas dio un gran salto rápido hacia él y salió a toda velocidad para buscar un lugar por donde entrar, rodeando la ciudad. Las flechas no paraban en ser lanzadas, era imposible que hubiera tantos arqueros y que sean tan malos para disparar, quizás eran los mismos que estaban peleando en la cruzada que cogieron un arco para intentar matarlos a los que quedaban.

Arthas vio un lugar preciso en una parte de los muros de Memphis, había una empalizada que era de madera, suficiente como para darle paso. Saltó el caballo y rodó en el suelo sintiendo un pequeño malestar por la cabeza de la flecha que aun seguía en su cuerpo, cuando giró de espaldas. Corrió hacia un soldado muerto y luego hacia otro, tomando sus espadas rápidamente, los arqueros le habían perdido de vista por estar tan pegado al muro de Memphis, y era un buen momento para ingresar.

Tomó un cuerpo y se lo cargó al hombro, para correr hasta la empalizada y con todo el impulso de carrera con el cual venia clavó sus espadas en la madera, para ir escalando con ellas, quitándolas y clavándolas cada vez más arriba, tardando unos instantes para pasar el muro y estar dentro de la ciudad por suerte sin ser visto por nadie.

Lanzó el cuerpo con todas sus fuerzas a uno de los tejados de una casa, y pronto buscó la forma de subirse. Una ves en el tejado tomó su guadaña, como bien había pensado era momento de usarla, la fricción contra el techo hizo que esta se encendiera y gritó a los cuatro vientos para ser oído por los soldados.

- ¡EL FUEGO ES UN ARMA MAS MORTIFERA QUE LAS FLECHAS! ¡DEBERIAN APRENDERLO!

Clavó su hoz en el cuerpo del hombre, y la sangre comenzó a hervirle. A un punto que su piel comenzó a hacer pequeños grumos, montones de soldados venían a verlo para tensar su arco y cuando iban a disparar, Arthas hizo un fuerte tirón con su hoz produciendo una fricción en la sangre del muerto y lanzándolo al montón de rebeldes, haciendo que este explotara en llamas, debido a que corría fuego por sus venas.

Montones de soldados se quemaban mientras que éste sonreía desde arriba del tejado, y con velocidad salió corriendo para pasar hacia otro, sin duda alguna había acabado con un par mas y los tenía bien contado en su mente, saltó a otro tejado y luego a otro, desapareciendo de la escena, esperando que los demás entraran; debido a que había hecho suficiente distracción para que los demás pasaran.

- Mi estrategia es diferente, no me quedaré a morir afuera, intentaré romper todo lo que pueda desde adentro. Si fallo muero, si vuelvo muero… ¡Así que ya estoy cagado! Si voy a morir, al menos me voy a llevar conmigo a cuanto de estos hijos de puta pueda.

Se pensó el hombre, mientras seguía corriendo de techo en techo, buscando un lugar seguro y poder seguir atacando sorpresivamente, la ciudad era bastante amplia y había montones de lugares por los cuales entrar, ¿Dónde carajo estaba Illidan y Hang?
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Mensaje por Hang Jue Oct 07, 2010 9:34 pm

Después de acabar con los soldados que mee rodearon espesé a observar los alrededores para poder darme una idea de cuanto rebeldes quedaban pero me sorprendió ver solo los cadáveres de los rebeldes que matamos Illidan yo y el hombre de la mascara...

.-Donde podrán estar los demás rebeldes...a menos que.-mire las puertas de Menphis.-Se hayan ocultado en la ciudad...

Mientras miraba escuche un sonido extraño y me vi como una nube de flechas se dirigían hacia nosotros...antes de hacer cualquier movimiento o sonido el hombre enmascarado me tomándome por la ropa y después a Illidan nos llevo corriendo hasta detrás de unas caretas para evitar las flechas enseguida nos dijo que fuéramos a nuestro caballos mientras el los distraía. Me dirigí a Osiris mientras corría a mi lado Illidan los montamos y le dije.-Al parecer el resto de los rebeldes se ocultan en Menphis tenemos que entrar para acabar con el resto de ellos

Cuando llegamos a la entrada se encontraba serrada y no había modo de trepar por la pared pero me di cuenta de un pequeño agujero en la pared donde podía entrar yo.-Illidan puedo entrar por este hueco para poder abrir la puerta y puedan entrar tu y el hombre de la mascara.-me deslicé por el hueco para entrar a la ciudad pero cuando salí por el ya adentro varios soldados se encontraba ahí me rodearon e cuanto salí.-No importa que tan bueno seas peleando niño no podrás con todos nosotros tu solo además de que te encuentras acorralado por nosotros.-Ellos ya tenían sus espadas en alto y muy cerca de mi no podría hacer un movimiento sin salir herido ya que no tenia mi espada desenfundada y pensé.-No tengo otra opción tendré que usar lo que e despertado para deshacerme de ellos...además son pocos son entre quince y veinte todavía quedaran rebeldes paraqué los acaben los otros.-Me agache mientras me concentraba en cuerpo y mente, comencé a emanar un aura asesina y oscura n o como en el Fayum ya que ahí solo era para defenderme y no para matar pero ahora es muy distinto.-Acaso ya te has rendido...entonces MUERE.-los soldados se acercaron para clavarme sus espadas pero no se dieron cuenta de que el aura que me rodeaba comenzó a arremolinar el viento que se encontraba cerca hasta el punto de que parecía un viento huracanado y no les permitía que pudieran atacar ni retroceder, los mire con frialdad y dije.-Que diminutos son...Saben el viento casi siempre es sereno y dulce con todo, además se podría decir que tiene algo angelical pero cuando se enfurece los demás elementos le temen porque toma la forma de un demonio que puede acabar con todo...Como sea es hora de que mueran.-Ese viento huracanado lanzó a algunos soldados por los aires mientras que a otros los azoto contra la pared rompiendo prácticamente todos sus huesos mientras que los otros caían gritando de terror impactándose con el suelo y muriendo.

Abrí la puerta para que pudieran pasar Illidan y el hombre con mascara y dije

.-Ya pueden pasar para acabar con los demás...
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Mensaje por Illidan Vie Oct 08, 2010 11:10 am

Narración - Dialogo - Pensamiento
~~~~~~~~~~~~~~~~o~~~~~~~~~~~~~~~~

Los soldados venían a intentar aprovecharse de un herido ministro, que sin embargo luchaba con el corazón y la furia de su indignación y pese a sus heridas que lo iban debilitando lentamente, sus habilidades seguían firmes. Podía acabar con decenas de soldados aun muriendo, lo cual le daba una satisfacción inmensa y una diversión que jamás hubiera imaginado…Si moriría, lo haría llevándose muchos de aquellos traidores a la tumba. Fueron minutos de combate sin descanso que hicieron que algunos músculos de Illidan se durmieran y sus ojos poco a poco perdieran la visión, pero no se rindió…

Un espadazo en falso fue lo que alerto al joven que ya no había mas soldados, quizás la batalla había terminado, pero había muchos soldados que aun no estaban en el suelo. Illidan recordaba sus rostros, los había visto y ahora no estaban muertos. Sin duda alguna se había escondido. El enmascarado quería agarrar un caballo. Illidan no expondría su fiel corcel a ser masacrado por unas flechas, por lo que camino directamente hacia la ciudad de Memphis, sin lentitud. Pareciera que su cuerpo estaba al cien por ciento y cualquier creería eso, de no ser por la sangre que su cuerpo iba dejando en la tierra a medida que el soldado avanzaba.

Debió de haberse retirado de la pelea, pero Selene había sido muy clara. “Si fallan, no regresen”…Pero claro, como la Emperatriz Selene estaba cubierta en trapos lujosos en vez de sangre y en su cuerpo solo tenia joyas, ninguna cicatriz...Seria divertido ver un Emperador o Emperatriz peleando sus batallas, seria un verdadero espectáculo. Y además, esa batalla estaba muy divertida como para que Illidan se retirara en el mejor momento. En el momento en que se podía oler el miedo de los traidores y perseguir a cada uno de los malditos sobrevivientes…Illidan no podía dejar de tener el gusto de destrozarlos en sus miserias de valor.


-Veamos quien esta en inferioridad ahora, traidores…cada herida de mi cuerpo será pagada por una decena de cabezas de ustedes en la hoguera que creare luego de nuestra victoria…


Illidan caminaba un poco mas lento de lo común, porque tenia la herida en su pie, pero lo que mas le afectaba era la herida en el brazo, que aun tenia la flecha. Tomando con fuerza la misma la arranco rápidamente de su cuerpo, salio con dificultad y acompañada de un gran grito de dolor por parte del hombre egipcio, pero que salio…Salio.

El ministro estaba un poco desorientado, su cuerpo no estaba en condiciones como para trepar aquella muralla, pero sin embargo el muchacho campesino se las arreglo para abrir las puertas y dejar que el hombre pasara. Illidan sonrío y avanzo mientras que pensaba para si mismo cosas acerca de Hang.


“Este fue el desgraciado que toco a Selene…Jajaja, quizás no sea tan estupido después de todo…Bien por él…”


Illidan avanzo por la ciudad y comenzó a acelerar el paso trotando…Quería verle rápido la cara a todos aquellos que quedaban vivos, ya faltaba poco…Ya faltaba poco para que la victoria fuera consumada por el ministro de Egipto y por aquellos que aun estaban bajo su cargo: El enmascarado y Hang.

Avanzo por la ciudad matando y matando sin piedad, cortando las cabezas de todos los soldados y arrojandolas hacia fuera de los grandes muros de la ciudad. La furia e Ira de Illidan estaba cada vez más aumentada con una risa en su rostro que parecía haber perdido la cordura. Camino por las calles bañándolas de sangre y estampando todo cadáver contra las paredes de las casas que parecían estar vacías. Ni una mujer ni niño…seguro que los traidores se habían hecho con la vida de todos ellos. Illidan avanzo y avanzo sin detenerse, sin hacer pausas. Llego hasta el frente de una catedral donde vio como dos se metían dentro y cerraban las puertas. En vano fue intentar abrirlas, estaban cerradas por dentro, busco por otra entrada o salida y tampoco había…Sonrío. Busco la silueta del gran hombre que usaba una Hoz para matar a sus enemigos, de aquel enmascarado ser que era su fiel soldado.

-¿Dónde demonios esta?...-Dijo mientras que se preparo para dar un grito, intentando que lo escuchara- ¡Enmascarado, Ven aquí que tengo un trabajo para ti!...

Dijo mientras miraba la Iglesia cerrada, puso cosas en la puerta para evitar que esta se abriera y los soldados golpeaban fuertemente la puerta intentando salir, pero no podían. Sin duda alguna el enmascarado sabría cual era su trabajo.
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Mensaje por Hang Dom Oct 10, 2010 12:32 am

Después de abrir las puertas de Menphis y dejar pasar a Illidan y el enmascarado me separe de ellos para ver mejor la ciudad y buscar a los traidores pero en mi camino solo encontré cadáveres pero no de soldados sino de personas normales que al parecer avían sido acecinadas por los rebeldes porque...me pregunte porque siendo soldados acabaron con su propia gente al caminar un poco mas alcance a observar a una madre con un niño en brazos ambos agonizando, pero cuando me acerqué ya era demasiado tarde me arrodille dejando a un lado mi espada para poder serrar los ojos de la madre y el niño, además de acomodarlos de manera que pudieran estar juntos...pensé que era lo único que podía hacer me recordó un poco mi viejo hogar y me pregunte.-Porque los humanos causan dolor innecesario a los demás y con tan crueldad...-mientras se quedaba mirando no se dio cuenta que un soldado se le acercaba por atrás hasta que lo atravesó su espada en un costado y diera un leve quejido, gira la cabeza para mirarlo toma el mango de su espada que se encontraba cerca de sus rodillas y se la clava en el estomago.

.-Si hubieras echo lo que te acabo de hacer ya estaría muerto

Saque la espada y la arroje lejos mire la herida y pensé.-[color=darkblue]Si ese soldado me hubiera clavado su espada mas al centro estaría en graves problemas...pero si lo pienso bien con esta herida no me será fácil moverme rápido durante el combate[./color].-Después de pensarlo solo sentí que alguien clavaba una pequeña daga en mi mano derecha y tomaba del cuello con otra mano, no me podía mover por como me tenía agarrado, comenzó a hablarme.-Para ser un chiquillo eres bastante bueno en combate pero al ser herido las cosas cambian...mi vida es un precio bajo por acabar con uno de los tres que quedan...AHORA.-Al decir esto solo mire como mas soldados aparecían de las casa que parecían abandonadas.

.-Pero como no es posible además de los que matamos afuera...aún hay mas

Además de ver a tantos soldados a lo lejos achuche un silbido en el viento que se me hiso familiar mire el cielo y contemple como una gran cantidad de flechas se dirigían a mi, intente zafarme del rebelde que me sujetaba pero no pude y decidí tirar al soldado para usarlo como escudo al caer gire de tal forma que tapara las flechas ahora yo sujetándolo pero al hacerlo las heridas que tenia se abrieron mas, pero la mayoría de las flechas cayeron sobre el matando lo pero al levantarme unos pocos arqueros me esperaban lanzándome flechas mientras no los miraba, se alcanzaron a clavar varias en mis brazos y piernas mientras que en la espalda solo unas pocas.-Malditos cobardes intentan hacer que no me pueda mover para poder atacarme...-No sabía con certeza que podía hacer yo solo contra tantos ya que Illidan y el enmascarado se encontraban en la catedral...-que puedo hacer para acabar con tant...jajaja...acaso ya olvide mi orgullo como si simples rebeldes pudieran contra mi no importa cuantos sean o que tantas heridas me hagan, no importa si llego a morir por ellas pero los aniquilare a todos.-Antes de levantarse se quitas las flechas de los brazos y piernas dejando corre su sangre por ellos al momento de levantarse toma su espada.-No me importa cuantos sean los acabare a todos.-mira a los arqueros con unos ojos de furia y deseos de matar.-Ustedes serán los primeros en morir por haberme atacado por la espalda...se acerca con lentitud por la gravedad de las heridas dejando un rastro de sangre a su paso levanta su espada apuntando con ella a los rebeldes arqueros mientras ellos miraban aterrados.-Cooo...como es posible que aun te puedas levantar con tales heridas...acaso eres un monstro....-se acercaba mas mientras los arrquero intentaban darle con las flechas pero no lo lograban por el miedo que sentían, pero cuando menos lo pensaron ya estaba en frente de ellos y les muestra una sonrisa casi diabólica diciendo como un susurro.-Mueran.-cortándoles uno por uno la garganta llenando sus ropas de la sangre de el y de los soldados cuando termino con todos se le notaba exhausto y mareado por la perdida de sangre, mirando esto los demás se abalanzaron en su contra pensando que acabarían con su vida pero...

Me encontraba ya fatigado y mareado por la sangre que perdía a cada momento que pasaba y se abrían cada vez mas por el esfuerzo, note que todos los demás que solo se encontraban mirando comenzaron a moverse hacía donde me encontraba para poder atacarme.-No importa que tan fuerte sea o hábil en las condiciones que me encuentro ahora no podre contra ellos...amenos que use la poca energía que me queda para...-De nuevo comenzó a brotar un aura extraña de el mezclándose con el viento girando a su alrededor, al momento que los primeros se acercaron la ráfaga oscura los lanzo con tal fuerza que se encajaron las espadas en sus cuerpos de los que se encontraban atrás de ellos y continuando de esa manera con tres hileras de soldados, al pasar esto dije.-Ya les había dicho que no importa que sean mas que yo no me podrán derrotar

Ignorando todas sus heridas y el dolor tomo otra espada y se dirigió hacía los demás lanza una de las espadas que comenzó a ser rodeada por el aura oscura y toma una velocidad extraña que con ella fue cortando las cabezas de varios rebeldes repetidamente hasta que dejo de ser rodeada por esa aura, aprovechando la confusión el joven se acerco de la manera mas rápida que le permitían sus heridas para atacar de forma directa a los demás soldados que quedaban tomo la espada con fuerza y al pasar intento acabar con la mayor parte de los soldados que quedaban.

Como veía que aun quedaban unos pocos rebeldes a lo largo de su vista pensó.-No podre acabar con ellos con solo mi espada mejor acabo con ellos de una vez ya que no creo permanecer consiente por mucho tiempo.-El viento al rededor suyo se comenzó a huracanar pero se fue esparciendo por todo el lugar pero el aire esta vez era pesado y con un olor a muerte imprecando en el al momento de levantarse en forma de ráfaga se mezclo con la sangre de todos los cadáveres que se encontraban cerca pero de la misma forma levantando las armas que se encontraban regadas por el lugar creando una ráfaga que acabaría con los rebeldes que se encontraban cerca de el, al ver esto los rebeldes aterrados intentaron huir pero el viento carmesí los alcanzo ocasionando un baño de sangre inmenso que ninguno de ellos pudieron escapar.

Al terminar de expandirse esa ráfaga carmesí y acabar con los soldados de su alrededor disipándose solo quedando un poco de ese color el las paredes junto con el aroma que ya embolia a la ciudad, camino con dificultad y tambaleándose en el camino hacía la catedral donde entraron los otros pero lates de llegar cayo en al lado de una de las catedrales que se encontraban enfrente de ella recargándose el la pared de ella dejando una marca de sangre hasta que toco el suelo apunto de perder el conocimiento.

Después de abrir las puertas de Menphis y dejar pasar a Illidan y el enmascarado me separe de ellos para ver mejor la ciudad y buscar a los traidores pero en mi camino solo encontré cadáveres pero no de soldados sino de personas normales que al parecer avían sido acecinadas por los rebeldes porque...me pregunte porque siendo soldados acabaron con su propia gente al caminar un poco mas alcance a observar a una madre con un niño en brazos ambos agonizando, pero cuando me acerqué ya era demasiado tarde me arrodille dejando a un lado mi espada para poder serrar los ojos de la madre y el niño, además de acomodarlos de manera que pudieran estar juntos...pensé que era lo único que podía hacer me recordó un poco mi viejo hogar y me pregunte.-Porque los humanos causan dolor innecesario a los demás y con tan crueldad...-mientras se quedaba mirando no se dio cuenta que un soldado se le acercaba por atrás hasta que lo atravesó su espada en un costado y diera un leve quejido, gira la cabeza para mirarlo toma el mango de su espada que se encontraba cerca de sus rodillas y se la clava en el estomago.

.-Si hubieras echo lo que te acabo de hacer ya estaría muerto

Saque la espada y la arroje lejos mire la herida y pensé.-[color=darkblue]Si ese soldado me hubiera clavado su espada mas al centro estaría en graves problemas...pero si lo pienso bien con esta herida no me será fácil moverme rápido durante el combate[./color].-Después de pensarlo solo sentí que alguien clavaba una pequeña daga en mi mano derecha y tomaba del cuello con otra mano, no me podía mover por como me tenía agarrado, comenzó a hablarme.-Para ser un chiquillo eres bastante bueno en combate pero al ser herido las cosas cambian...mi vida es un precio bajo por acabar con uno de los tres que quedan...AHORA.-Al decir esto solo mire como mas soldados aparecían de las casa que parecían abandonadas.

.-Pero como no es posible además de los que matamos afuera...aún hay mas

Además de ver a tantos soldados a lo lejos achuche un silbido en el viento que se me hiso familiar mire el cielo y contemple como una gran cantidad de flechas se dirigían a mi, intente zafarme del rebelde que me sujetaba pero no pude y decidí tirar al soldado para usarlo como escudo al caer gire de tal forma que tapara las flechas ahora yo sujetándolo pero al hacerlo las heridas que tenia se abrieron mas, pero la mayoría de las flechas cayeron sobre el matando lo pero al levantarme unos pocos arqueros me esperaban lanzándome flechas mientras no los miraba, se alcanzaron a clavar varias en mis brazos y piernas mientras que en la espalda solo unas pocas.-Malditos cobardes intentan hacer que no me pueda mover para poder atacarme...-No sabía con certeza que podía hacer yo solo contra tantos ya que Illidan y el enmascarado se encontraban en la catedral...-que puedo hacer para acabar con tant...jajaja...acaso ya olvide mi orgullo como si simples rebeldes pudieran contra mi no importa cuantos sean o que tantas heridas me hagan, no importa si llego a morir por ellas pero los aniquilare a todos.-Antes de levantarse se quitas las flechas de los brazos y piernas dejando corre su sangre por ellos al momento de levantarse toma su espada.-No me importa cuantos sean los acabare a todos.-mira a los arqueros con unos ojos de furia y deseos de matar.-Ustedes serán los primeros en morir por haberme atacado por la espalda...se acerca con lentitud por la gravedad de las heridas dejando un rastro de sangre a su paso levanta su espada apuntando con ella a los rebeldes arqueros mientras ellos miraban aterrados.-Cooo...como es posible que aun te puedas levantar con tales heridas...acaso eres un monstro....-se acercaba mas mientras los arrquero intentaban darle con las flechas pero no lo lograban por el miedo que sentían, pero cuando menos lo pensaron ya estaba en frente de ellos y les muestra una sonrisa casi diabólica diciendo como un susurro.-Mueran.-cortándoles uno por uno la garganta llenando sus ropas de la sangre de el y de los soldados cuando termino con todos se le notaba exhausto y mareado por la perdida de sangre, mirando esto los demás se abalanzaron en su contra pensando que acabarían con su vida pero...

Me encontraba ya fatigado y mareado por la sangre que perdía a cada momento que pasaba y se abrían cada vez mas por el esfuerzo, note que todos los demás que solo se encontraban mirando comenzaron a moverse hacía donde me encontraba para poder atacarme.-No importa que tan fuerte sea o hábil en las condiciones que me encuentro ahora no podre contra ellos...amenos que use la poca energía que me queda para...-De nuevo comenzó a brotar un aura extraña de el mezclándose con el viento girando a su alrededor, al momento que los primeros se acercaron la ráfaga oscura los lanzo con tal fuerza que se encajaron las espadas en sus cuerpos de los que se encontraban atrás de ellos y continuando de esa manera con tres hileras de soldados, al pasar esto dije.-Ya les había dicho que no importa que sean mas que yo no me podrán derrotar

Ignorando todas sus heridas y el dolor tomo otra espada y se dirigió hacía los demás lanza una de las espadas que comenzó a ser rodeada por el aura oscura y toma una velocidad extraña que con ella fue cortando las cabezas de varios rebeldes repetidamente hasta que dejo de ser rodeada por esa aura, aprovechando la confusión el joven se acerco de la manera mas rápida que le permitían sus heridas para atacar de forma directa a los demás soldados que quedaban tomo la espada con fuerza y al pasar intento acabar con la mayor parte de los soldados que quedaban.

Como veía que aun quedaban unos pocos rebeldes a lo largo de su vista pensó.-No podre acabar con ellos con solo mi espada mejor acabo con ellos de una vez ya que no creo permanecer consiente por mucho tiempo.-El viento al rededor suyo se comenzó a huracanar pero se fue esparciendo por todo el lugar pero el aire esta vez era pesado y con un olor a muerte imprecando en el al momento de levantarse en forma de ráfaga se mezclo con la sangre de todos los cadáveres que se encontraban cerca pero de la misma forma levantando las armas que se encontraban regadas por el lugar creando una ráfaga que acabaría con los rebeldes que se encontraban cerca de el, al ver esto los rebeldes aterrados intentaron huir pero el viento carmesí los alcanzo ocasionando un baño de sangre inmenso que ninguno de ellos pudieron escapar.

Al terminar de expandirse esa ráfaga carmesí y acabar con los soldados de su alrededor disipándose solo quedando un poco de ese color el las paredes junto con el aroma que ya embolia a la ciudad, camino con dificultad y tambaleándose en el camino hacía la catedral donde entraron los otros pero lates de llegar cayo en al lado de una de las catedrales que se encontraban enfrente de ella recargándose el la pared de ella dejando una marca de sangre hasta que toco el suelo apunto de perder el conocimiento

.-[color=indigo]Estas heridas no serán suficientes como para acabar con migo pero si para dejarme inconsciente un momento...espero que solo queden los rebeldes que se encuentran en esa catedral y puedan acabar con ellos de una buena vez Illidan y el enmascarado para poder regresar.
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Mensaje por Arthas Dom Oct 10, 2010 2:07 pm

El enmascarado iba caminando por los techos mientras sentía los gritos de un par a lo lejos, esos gritos de agonía mezclado de fuertes vientos; se podía ver con claridad como se arremolinaban torbellinos a unas cuantas cuadras dentro del techo donde estaba parado él. Había sentido la voz de Illidan, a lo que refutó un poco por el calor que sentía debido a que estaba sudando bastante de correr y el fuego que había sembrado hacia sus espaldas, se levantó un poco la máscara solo hasta que su boca quedara libre y escupió hacia un lado, para bajársela con velocidad y correr hacia donde le llamaban.

Al llegar observó desde la azotea de una casa como Illidan había cerrado y trabado las puertas de una catedral, al juzgar por los golpes del interior había un par de soldados ahí dentro, quizás bastantes. Sabía muy bien lo que tenía que hacer, la opción era más que obvia. Desenfundó la guadaña e hizo un par de pasos hacia atrás en el techo, para tomar impulso y al primer movimiento comenzó a correr hacia delante para saltar y clavar la hoz en la pared de la catedral, escalar y meterse por una ventana que tenía en lo mas alto. Se quedó colgado de cabezas, en silencio sin ser visto, apuntando con su índice a cada uno de ellos mientras susurraba bajito los números. Estaba contándolos.

- ¡Muy bien soldados! ¡Son setenta y cuatro! Disculpen que haya retrasado su muerte, pero no quería perder el número, gracias a ustedes llegaré a pasar los trescientos, muchas gracias por su colaboración y los veo en el infierno.

Dejó de colgar de cabeza para salir afuera y asentir con la cabeza a Illidan que seguía trabando la puerta para que no se escaparan. Colocó la hoja de su hoz en la pared de la catedral y de un rápido movimiento provocó llamas, se concentró un momento mientras empuñaba con mas fiereza la hoz y soltando un grito de guerra clavó su hoz en la pared y se lanzó encima de la puerta, quedando en el marco de arriba de ésta, provocando que las llamas comenzaran a quedarse en la catedral y empezara a propagarse el fuego.

Lanzó un pequeño soplido para que el fuego de su hoz se apagara y la guardó colgándola en su espalda, mientras que ayudaba a Illidan a trabar la puerta. Pronto las llamas comenzaron a expandirse hacia las demás casas, mientras los de adentro de la catedral morían asados, la sonrisa de Arthas mientras trababa la puerta pronto se convirtió en una risa y pronto se dejó llevar por su locura, para soltar la puerta y seguir riendo, mientras que un soldado embestía a todo lo que daba para escapar del fuego y rompía la puerta de madera tosiendo un poco y cayendo de rodillas enfrente de Arthas.

Los de adentro ya habían muerto, por perder oxigeno y de hecho el que estaba afuera, el único; apenas podía respirar. Tomó del cabello al guerrero y este soltó un mugido de dolor, mientras unas lágrimas caían por su mejilla, lo alzó a lo más alto y lo colocó de cabezas introduciendo a la altura de sus rodillas la cabeza de la victima, sujetó bien por la cintura al individuo quebrando algunos huesos de su espalda y dio un salto en el mismo lugar para que la cabeza del hombre cayera de lleno en la tierra, lastimando un poco las rodillas de Arthas, pero produciendo que el cuello de su victima sonara y se rompiera por completo, dejando la cabeza separada del cuerpo a unos veinte centímetros, era una imagen realmente horrorosa la que se había hecho ahí, mientras que su cabeza parecía convertirse en una mar rojo de sangre.

- Trescientos veinticuatro, creo que esos eran los últimos…

Dice Arthas para cruzarse de brazos y observar a Illidan, tan solo parpadeó por un instante bajo su mascara para sentir los pasos a su alrededor y cuando abrió los ojos de su parpadeo estaba rodeado de hombres con espadas, desenfundó rápidamente su hoz para girar en su eje y chocó uno por uno su acero con el acero de los soldados, quedando espalda con espalda con Illidan.

- La puta madre, es la última vez que hablo. Tú me cuidas la espalda y yo te cuido la espalda, si te parece… si la hacemos bien no creo que haya dificultad en nada, ¿Verdad, Illidan?

Habían peleado varias peleas como aliados y se conocían bastante, podrían eliminar a los soldados y todo acabaría, de seguro esos eran los últimos y Hang andaba tirado bastante lejos como para que los salvara con un ataque sorpresa o distracción; todo dependía de ellos dos. Se tenían bastante confianza ambos, Arthas luchaba por Egipto y por salvar su vida, y también le cuidaría la espalda a Illidan porque quería ser el mismo quien acabase con su vida, así que esto se iba a poner bueno.


Off Rol: Bueno, te dejo que manipules a mi personaje como quieras. Te dejé en una buena situación de Rol, nada fumado ahora ¡Hazlos pedazos, carajo! XD
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Mensaje por Illidan Lun Oct 11, 2010 7:22 pm

Un infierno…En eso era en lo que se había convertido la catedral donde los traidores se escondían de los tres guerreros egipcios que estaban destrozando todo lo que la ciudad de Memphis una vez tuvo. Se oían los gritos de dolor y desesperación emanados por los guerreros que veían como sus compañeros morían por el humo o incluso por las llamas. Ellos comenzaban a quemarse también y lentamente los gritos se volvían más y más fuertes llegando a un clímax de dolor que logro esbozar una sonrisa malvada en el rostro de Illidan. Estos gritos cesaron cuando el fuego termino de calcinar toda clase de vida que hubiera dentro de la catedral y las flamas comenzaron a tomar en su poder casas que estaban cercanas al lugar de origen de aquel incendio, quizás al enmascarado se le había ido la mano. Las palabras que decía aquel guerrero del fuego hacia que Illidan tomara mas precauciones, el presentía como la fuerza de los soldados no se había ido, aun quedaban muchos por destruir…

No alcanzo a pasar un pestañeo que los soldados ya estaban rodeando a Illidan y el enmascarado. Illidan sonrío, desde hacia un rato que su cuerpo había dejado de sangrar muy fuerte y su dolor se había hecho mas soportable, porque el ministro se estaba acostumbrando a él. La sangre comenzaba a secarse en el suelo mientras que las llamas hacían que el musculoso cuerpo del guerrero egipcio traspirara, mientras que respiraba profundamente por la furia que habitaba en sus venas. La mirada fija del soldado estaba puesta en todos los que lo rodeaban, era un ataque difícil de evadir, sin embargo el enmascarado tuvo un gran plan y se puso espalda con espalda junto al ministro. Se sentía como el cansancio hacia efectos en el cuerpo de ambos, pero era mayor el efecto que el miedo hacia en la mente del enemigo, por lo que en batalla nadie tendría ventaja.


-No debiste de haber soltado la lengua antes de fijarte bien soldado, Ahora deberemos de masacrar a un par de traidores que parecen no tener lo necesario como para retirarse al menos…


Illidan desenfundo otra vez su espada, la que tenia sangre de tantos bandidos que ya había olvidado lo que era brillar de limpieza. Era hora de que los dos guerreros, el ministro y su subordinado, lucharan espada con espada contra aquellos que se revelaban contra el reinado de la emperatriz Selene y contra todo lo que Egipto representaba. Sin embargo era poco más de un puñado de hombres lo que los rodeaban, quizás los últimos que quedaban con vida en Memphis. Este pequeño puñado no se comparaba con la gran cantidad de hombres que ya habían destruido los dos, mas de una centena fue destruida por Illidan mientras que el implacable guerrero enmascarado destruyo más de tres centenares de traidores. Un numero increíble, pero quizás jamás se hubiera logrado si el ministro no lo provocara como lo había hecho al comienzo. La batalla había sido llevada con inteligencia por parte de Illidan y esa astucia combinada con el poder del enmascarado y el repentino ataque de habilidad que Hang desenfundo había sido lo que les daba la victoria, que ya casi podían oler en el aire.

Era hora de la masacre…Era hora de terminar la lluvia de sangre que comenzaron hacia un momento, sus heridas dolían pero el dolor estaba en el olvido en el momento de atacar, los soldados traidores avanzaron y atacaban a ambos mientras que se cubrían con sus espadas y mandaban a volar las de los rivales Algunas espadas que salían volando por la fuerza con la que Illidan golpeaba, se enterraban en el cuerpo de otro enemigo quitándole la vida, al final, Illidan decidió atacar él y arrebatar ante los cuatro soldados que lo atacaban de frente, matándolos uno a uno con espadazos y cubriendo a la vez los que arrojaban los que estaban a sus costados, volvió a su posición y se quedo cubriendo mientras que el enmascarado con su hoz daba un fuerte ataque que arrancaba las cabezas de los que se encontraban al costado, dejando con vida un pequeño grupo que había frente al enmascarado. Illidan volteo y se puso al lado de su compañero mientras que miraba con sed de sangre a aquellos soldados, con un fuerte grito avanzo hacia ellos y los ataco, sacando sus espadas del camino y dejándolos muy heridos, pero con vida. Se retiro del lugar mientras que remato a uno de los que estaban en el piso. El enmascarado quemo con una fuerte ola de llamas casi todos los cadáveres, sin embargo, uno de los heridos que estaba frente a Illidan, aun estaba con vida y esperando un momento indicado, con un cuchillo en su mano.

Illidan camino hacia atrás y se dio cuenta que la batalla había terminado, ya no quedaba nadie con vida. Su victoria era satisfactoria y reconfortante, pese a que había sido lastimado durante el combate. Las llamas de la catedral estaban agarrando todo el pueblo ahora y se comenzaba a llenar de humo todo mientras que Illidan buscaba a Hang, pero al no encontrarlo, decidió que era hora de volver a Memphis e informar de su victoria ante los secuaces de Seth. Aquel infiel que aun quedaba vivo observo que el ministro se retiraba y opto por atacar en ese momento, arrojando con la última fuerza que le quedaba en su cuerpo aquel cuchillo hacia la cabeza de Illidan, quien al estar retirándose, no lo veía venir. El único que había visto la acción era aquel enmascarado ser que estaba de frente al hecho…


-Vamos soldado…Es hora de volver a casa….

____________________
OFF: Manipulacion por acuerdo con Arthas, Illidan esta a punto de morir y debe ser salvado por el enmascarado, como acordamos. Hang puedes irte retirando y esperar que nosotros lo hagamos tambien aqui, la mision esta terminada.
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Mensaje por Arthas Mar Oct 12, 2010 2:13 am

Los reflejos del enmascarado hicieron que por inercia levantara su hoz y frenara el cuchillo a tiempo produciendo un pequeño impacto de acero que salvó a Illidan, el monstruo rojo rápidamente fue corriendo hasta la espalda del ministro y se escucho un mugido leve de dolor, al ser que el abdomen de Arthas era atravesado por una espada con la que se había armado el soldado al instante que había lanzado el cuchillo.

Sangre comenzó a brotar de los labios del monstruo, que comenzó a escurrirse por debajo de su máscara, trazando montones de líneas rojas en su cuello. Sintió como si todo se desvaneciera por un momento, ni siquiera sabía porque había salvado al tipo que quería ver morir con todas sus putas ganas. Era como un acto de reflejo para salvar a su sangre, ¿o quizás lo estaba salvando simplemente para matarlo? Pero en ese momento no calculó bien el hecho de que ahora estaba muriendo él a causa de ello.

Inhalaba y exhalaba como si fuese el mismo Cerbero, con sus tres cabezas al mismo tiempo. Estaba buscando aire, estaba buscando el momento preciso para atacar ante un sorprendido soldado que se quedó ahí empuñando su espada titubeando que hacer cuando intentó enterrarla más y esta salió por su espalda, significando que cualquier hombre en su lugar estaría muerto debido a que había sido atravesado de lado a lado.

Arthas mordió sus labios, al punto que entre dientes maldecía a todos y cada uno de los que por su mente pasaba, hizo un gran esfuerzo por no gritar y tomó la mano del soldado, aquella mano con la que estaba empuñando su espada. La hundió mas en su vientre de un seco movimiento, produciendo que ahora estuviera al alcance de su mano, que a pesar de estar muriendo tenía la suficiente fuerza y velocidad para tomar al hombre por sus cabellos imposibilitándole movimiento alguno.

- ¿Eres un monstruo o qué?

- Trescientos cincuenta y cinco…

- ¿Qué?

Con la mano que sujetaba el pelo del soldado la alzó a lo más alto, teniéndolo como si fuese una pequeña mascota que la agarra de sus pelajes, el último que quedaba en todo Memphis. El hombre pataleaba porque le dolía pero sabía que lo que seguía iba a ser algo peor, la mano izquierda de Arthas aun estaba descubierta y con velocidad se la quitó de su abdomen la espada siendo que comenzó a liberar sangre a borbotones.

Esta espada la clavó tres veces en el soldado que al fin dejó de moverse para todos lados, quedando completamente inerte y luego de un seco movimiento de plano, violentísimo y con mucha fuerza partió en dos al guerrero con el acero. Quedando la mitad de arriba en sus manos aun sujetada por sus cabellos, la cual soltó pronto al caer con una rodilla en tierra. Escupiendo sangre que caía por su máscara.

- ¡Trescientos cincuenta y seis! ¡Jajaja!

Se tomó su abdomen y cayó al suelo completamente tendido, aun su pecho se hinchaba signo de que seguía respirando. Manchaba con sangre todo el lugar donde estaba, y tenía una sonrisa en su rostro que no podía ser vista por el ministro. Aun desde el suelo y con pocas fuerzas, le musitó algo al guerrero.

- Si-Sigo con vida, no me importa si… me sal-salvarás o no. Prometo resistir to-todo lo que pueda, pero aun cuando es-esté agonizando y mi respi-ración esté costosa, no quiero que me quites esta máscara… solo quiero que me la quites cuando muera. To-Tómalo como un deseo de… quien te salvó la vida.

Los ojos por debajo de la mascara, en la abertura se pudieron ver cerrar poco a poco. A pesar de estar débil, aun seguía respirando pero no por mucho tiempo. Se tomaba su abdomen para no seguir sangrando… hasta que de repente un brillo enorme produjo el cuerpo de Arthas, dejando ver cuando este se disipó que la herida de su abdomen se iba cerrando con velocidad, pero aun seguía abierta debido a que no podían interceder mucho. Eso quizás era un indicio de que estaría bien, pero aun seguía inconsciente.

- Aun te quiero vivo…

- ¿Quién eres?


Musitó Arthas en su cabeza, pues estaba en un lugar todo oscuro entre sueños. Pero nadie contestó a la pregunta… quedándose él solo en aquel lugar. Para comenzar a hacer factibles su descanso más pronto, todo se volvió oscuro nuevamente y ahora el hombre estaba descansando de la batalla que había tenido.


Off Rol: Bueno, permaneceré desmayado hasta que lleguemos a un lugar a higienizarse o algo. Allí volveré a retomar el Rol, quizás en el Oasis. Espero se entienda.
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Mensaje por Hang Mar Oct 12, 2010 9:50 pm

Caía en el sueño de una oscuridad profunda después de quedar noqueado en alguna parte de Menphis pero gritos de agonía rompieron el silencio que se encontraba dentro de esa inmensa oscuridad al abrir los ojos me encontraba en un extraño lugar donde el cielo tenia una coloración roja y el lugar parecía lleno de desesperación...pero antes de seguir observando el lugar desperté.

Mire mi cuerpo para observar mis heridas dolían pero aun me podía mover, me levante con algo de dificultad para dar un recorrido por la ciudad y así encontrar a Illidan y al enmascarado, caminaba con algo de dificultad, sentía entumido mi cuerpo, después de caminar por el lugar solo se encontraban los cadáveres de las personas y rebeldes, ruinas de lo que eran los hogares de los que habitaban Menphis pero no encontraba rastros de los otros dos.

Me dirigí hacia la catedral donde fue la ultima vez que vi a Illidan, pero la catedral también se encontraba en ruinas ya que parecía que el fuego la consumió pero no me parecía que esos dos hayan muerto en ese lugar a manos de los rebeldes restantes.-Tal vez se retiraron ya que por lo que puedo ver no queda ningún rebelde con vida

Al salir de Menphis en mi camino solo encontraba cuerpos de gente que vivía en este lugar y todos lo edificios que me suponía que tuvieron algo de grandeza por su belleza ahora solo eran ruinas por la batalla que mantuvimos aquí, crucé las grande puertas de Menphis me detuve y dirigí la mirada hacia dentro de la ciudad

.-La gran ciudad de Menphis ahora no es nada mas que un simple recuerdo

Me di la vuelta para seguir caminando y salir del campamento, busque a Osiris que se encontraba tomando agua.-Osiris ven.-Lo llame para que viniera a donde me encontraba, antes de que se acercara por completo a mi me quite un poco el olor de la sangre en el pequeño lago que se encontraba en el lugar, al acabar solo quedaba un poco de sangre en mis ropas además de la que salía de las heridas que tenia, cuando se me acerco lo acaricié en el para luego montarme en el pero no me acomode como normalmente esta vez me incline para recargarme en su cuello para descansar, sin decirle nada el empezó a caminar con delicadeza ya que al parecer sabia que no me encontraba muy bien, pero su caminar era un poco rápido para que pudiéramos llegar al Fayum antes de que cayera la noche.
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Mensaje por Illidan Jue Oct 14, 2010 12:56 am

El sonido lento del aire quebrajándose permitió que Illidan se diera cuenta que un objeto había sido arrojado hacia él y como el ministro era muy inteligente, sabia que no podría hacer nada para evitar ser herido, tal vez de gravedad. Sin embargo, Mientras el egipcio esperaba que aquel objeto llegara por fin a su cuerpo, sintió un ruido de metal en seco y se alivio. Después de todo, no sufriría más de las heridas que ya tenía. Seria vergonzoso volver a Egipto con su cuerpo hecho papel picado y presentarse en ese estado a su emperatriz. En batalla jamás había sido tan herido en batalla, tal vez había sido el factor del numero que estaba diez a uno en su contra esta vez. Dio media vuelta para ver que había sido lo que su vida había salvado y apenas volteo por acto reflejo dio un salto hacia atrás, viendo como el enmascarado era atravesado con la espada de un traidor que aun estaba con vida. Al parecer el extraño ser había salvado la vida del ministro, pagando con una gran herida en su cuerpo que quizás le costara la vida.

Illidan actúo rápidamente para intentar ayudarle a aquel hombre, pero este se movió y destruyo directamente al soldado que lo lastimo. Illidan se sorprendió, era verdaderamente digno de admiración lo que este hombre hacia con un gran corte en el pecho y escupiendo sangre por la boca. Muriendo lentamente pero con la fuerza suficiente para derrotar un enemigo que estuviera sano. El ministro de Egipto avanzo hacia el cuerpo tendido del enmascarado una vez que él acabo con el traidor, se acerco lo suficiente como para escuchar sus ultimas palabras antes de caer en una especie de desmayo, ya que seguía respirando.

Con sus últimos alientos y agonizando, el enmascarado aun no quería que su mascara se le fuese quitada del rostro. Illidan no tenia porque respetar ordenes de un simple soldado, por lo que puso su mano en la cara del mismo y apretando la mascara estuvo a punto de retirarla. Pero luego reflexiono en que no le costaba nada hacer esto por alguien que le había salvado la vida y se había mantenido fiel en su posición. El ministro retiro su mano y fue por su caballo. Al regresar levanto a la tendida bestia sobre su caballo y se subió él también, para galopar lejos de la ciudad de Memphis, que estaba envuelta en llamas…


Resiste…No dejare que los soldados buenos mueran.


“Diablos… ¿Dónde demonios se metió Hang?...Espero que aparezca en el Oasis”
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