[Grecia] - Costas...puerto hacia Isla Kanon

Las horas bajo el sol y soportando el calor de este pasaron como una eternidad para Aspros, quien sentía como si su cerebro y piel fueran a saltar chisporroteando de un momento a otro. Con la espalda totalmente recostada en el espaldar de la carreta que era cargada a cuestas por una monta especialmente grande y dirigida por su rechoncho acompañante, el peliazul apenas si podía mantenerse consciente y con la mano derecha posada directamente sobre su frente para intentar en vano mitigar la fatiga que lo dominaba en esos instantes. El traqueteo incesante del vehículo sobre el camino polvoriento empezaba a hacérsele insoportable…mientras que para el otro, acostumbrado a semejante vida y ambiente, no le era tan diferente como el cargar pesados fardos de paja cada día como medio para sobrevivir a un mundo en el cual carecer de los beneficios que proveía el trabajo diario significaba un suicidio lento y agonizante.

Saliendo de Villa Rodorio pasaron a un camino boscoso solitario, en el cual apenas los árboles si daban sombra para cubrirse de los inclementes rayos de la lejana estrella luminiscente que coronaba el cielo matutino, además de la molesta presencia de insectos y varios otros elementos que no hacían el viaje mucho más “soportable”. Aún con eso, el gemelo de Cambre insistía internamente en no dejarse vencer por el cansancio dado que todavía tenía una meta que cumplir…algo por lo cual avanzar sin importar las consecuencias que pudieran provocarle a largo plazo. Al tener eso en mente, una parte de su ser simplemente mantenía a las demás en un delicado balance que se encontraba en peligro de ser roto si la situación se extendía más allá de lo debido. Sin embargo, no pasó mucho antes de que no necesitara mantener esa actitud, ya que a través de un anuncio inesperado, su compañero le había informado que habían llegado al puerto.

Si esto te resulta malo, al llegar a la Isla Kanon las tendrás muuuuuuy negras. le dijo el robusto mercader, levantando una ceja para iniciar el desembarque de los fardos y cargarlos en un barco que parecía esperar por varios grupos de personas, cada quien llevando lo suyo en dirección a la afamada Isla que por lo visto, parecía muy concurrida en aquella época. Suspirando con algo de pesar al tener que lidiar con el comentario de su compañero, el gemelo de Cambre ayudó a preparar el cargamento y así esperar a que el barco zarpara.