[Isla Kanon] - El mar...en camino a la isla

1er Post Ataque Débil – Especialización

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Las olas del mar mecía poco a poco la embarcación que horas atrás había zarpado en dirección a la Isla Kanon, un lugar reconocido por los oriundos de los alrededores como un asentamiento próspero que sobrevivía gracias a las fértiles tierras que solo podían conseguirse a las faldas de un volcán activo. Aún con el inminente peligro de una erupción que los borrara a todos del mapa, los habitantes se mantenían firmes en su decisión de vivir en un sitio considerado como sagrado y de cierta forma, legendario…sí, las historias que caracterizaban a la región incluían ciertos relatos en los cuales las protecciones de los Santos (conocidas como Ropajes) podían ser fortalecidas con los gases provenientes del cráter del enorme volcán. Otras de las tradiciones que parecían ser normales era la de la búsqueda de un tesoro desconocido que había sido enterrado siglos atrás en las laderas de la montaña por un ermitaño misterioso cuyo origen nunca había sido determinado. Y así iban toda clase de cuentos que al fin y al cabo eran de sumo interés para el gemelo de Cambre, quien escuchaba con tranquilidad mientras él y varios de los pasajeros de la embarcación cenaban a la luz de antorchas pensadas para animar la cubierta superior donde todos estaban reunidos. Las voces se confundían las unas con las otras y las risas no faltaban cuando la hora de los chistes había iniciado, dando paso a las anécdotas y de allí, a varios desvaríos de los miembros más tomados del grupo. Con una sonrisa en cara y aspecto ligeramente sombrío, el peliazul tan solo se excusó para levantarse e ir a respirar un poco del aire fresco en la popa de la nave, un lugar libre del ruido y del olor del alcohol que ya empezaban a marearlo.

Con ambos brazos apoyados en el barandal, Aspros cerró los ojos y dejó que la refrescante brisa de la noche agitara sus cabellos y que sus pulmones se llenaran del oxígeno que creía le empezaba a faltar del otro lado de la cubierta. Su mente estaba tranquila, su cuerpo empezaba a acostumbrarse al clima pero contrario al estado de estos dos, las partículas luminosas que veía desde hacía días estaban más inquietas que nunca…como sí la presencia del ex-senador en conjunto a la proximidad de la Isla Kanon las agitara. No por eso el gemelo de Cambre dejó pasar un mínimo detalle que era por demás importante: al pasar cerca de una llama esta reaccionaba de forma simplemente exagerada. Sí…se había dado cuenta de que el excesivo calor que sentía no se debía solamente al cambio de clima y región, sino que también era algo que pasaba dentro de su cuerpo. Todavía no descubría en su totalidad el porqué, pero tenía una muy buena suposición entre manos…resoplando al tiempo que pasaba una mano cerca de una antorcha, regresó por donde había llegado para reunirse con el grupo que seguía hablando en voz alta y estallando en carcajadas, todo mientras la flama crecía rápidamente e intentaba seguirlo a pesar de estar limitada por el frescor y la temperatura de la hora, haciendo que su esplendor se extinguiera en cuestión de segundos.

2do Post Ataque Débil – Especialización

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La conversación que se llevaba con los demás miembros de la tripulación había pasado de ser algo animado a convertirse en un verdadero desastre lleno de risas y carcajadas. Fuera como fuera, Aspros simplemente se encontraba pasando un buen tiempo de calidad con gente que a pesar de ser “común” sin demasiado talento más que en el arte de tomar alcohol y hacer reír a los demás, realmente se encontraba disfrutando. Nada de discriminación, corrupción o estupidez palpable…tan solo unión entre camaradas que pasaban un viaje unos en compañía de otros. Los segundos rápidamente se transformaban en minutos y los minutos a su vez se convertían en horas, lo cual sin más, los llevó al amanecer del día siguiente sin que nadie durmiera o descansara con propiedad, pero no importaba ya que todos seguían con sonrisas que iban de una mejilla a la otra.

La luz del sol ahora empezaba a llegar desde el extremo este del mar, calentando poco a poco la cubierta superior en la cual los mercaderes se encontraban tirados tomándose las últimas reservas de cerveza mientras se enjugaban los ojos enrojecidos para aclarar un poco sus perturbadas vistas. Por otro lado el gemelo de Cambre tan solo bostezo ligeramente mientras se ponía en pie y observaba como al suroeste, una columna de humo se volvía visible a través del azul cambiante del cielo…aparentemente, estaban cerca de su destino ya que el rechoncho mercader que le había servido como guía por todo ese tiempo se le acercó y dándole una palmada en el hombro derecho, le dijo Bien señor romano, estamos por llegar…de verdad, espero que no le moleste un poco más de calor ya que se ve que la montaña está de un ánimo de perros. comentó el más bajo de los dos, usando la mano derecha como mirilla para ver el pequeño manchón oscuro que poco a poco iba tomando la forma de una isla con una enorme formación alta al medio que obviamente, venía siendo el volcán de la Isla Kanon, un lugar sobrepoblado con gran cantidad de leyendas y mitos….una de las tantas razones por las cuales Aspros se sentía indudablemente atraído al lugar. Esbozando una sonrisa sincera y volviendo la mirada hacia su compañero tan solo respondió con un:

Tranquilo...creo que ya me estoy sobreponiendo al calor.

Y era la verdad. Desde la noche anterior había confirmado que las partículas luminosas tenían algo que ver con su ligero “malestar” y actuando en consecuencia, el ex-senador tan solo empezó a manipularlas para que en lugar de quemarle el interior del cuerpo, estas tan solo repelieran los efectos negativos que pudieran acarrearle en un futuro. No era tan simple como sonaba ya que su control se limitaba a hacer aparecer las delgadas líneas que mostraban rupturas en la fábrica del espacio-tiempo, pero sus intentos no eran del todo infructíferos…de cierta forma, empezaba a tomarle la mano y de allí simplemente ascendería más y más hasta que su poder pudiera asemejarse al de un dios.

Y así protegerlos a todos. / Y así convertirme en el ser más poderoso de la tierra.

Volviendo la mirada en dirección a la isla, cuya forma ahora era perfectamente distinguible contra el azul del mar y el cambiante celeste del cielo plagado por espesas y cuantiosas nubes que rodeaban el pilar de humo que ascendía perezosamente, la señal de que estaba próximos a llegar cambió el ánimo de todos al instante: había llegado el momento de prepararse para atracar y descargar todas las carretas y mercancías…y como nadie pretendía retrasarse, ya sus pies empezaban a moverse de un lado a otro mientras sus voces algo afectadas por la bebida gritaban docenas de órdenes que fácilmente podían confundirse con otras. Sin perder la sonrisa que parecía habérsele quedado pegada a la cara, Aspros siguió a su compañero para ayudarlo a descargar su parte del cargamento que estaba empacado en la bodega del barco, pasando cerca de las ahora extintas antorchas y percibiendo como las últimas chispas calientes ardían un poco más antes de apagarse una vez el gemelo de Cambre se alejaba…

Unos diez minutos después, el barco tocó tierra.