Entrada del Templo

por Raider Vie Ene 06, 2012 9:39 pm

Cargar su cuerpo en ese lugar se sentía como un sueño. Le costaba entender el motivo por el cual él como humano habría rechazado todo aquello. Había que estar ahí para sentir como sobrecogía el espíritu semejante obra de maestría en la arquitectura. Era lo más bello que Raider había visto, mucho más hermoso que el templo de las desgracias o los salones de Ares. Ese lugar, era casi utópico con su cielo de agua.

- Mi señor… ¿Por qué? ¿Por qué abandonar este sueño por Roma? Roma… Roma no debería significar nada para usted. Ese lugar decadente y asqueroso, lleno de vicios… el Señor Ares quería destruirlo y en lo más profundo de mí… me alegraba por ello.

Caminaba con el rostro sin emociones, con los ojos fijos adelante mientras el cuerpo de Solomon aun goteaba por el agua, su ropa apegada al cuerpo y su rostro ido en un sueño de inconsciencia por algo que le había causado una gran impresión. Pero al menos aquí estaban a salvo. En ese lugar podría protegerlo y cuidarlo, como tantas veces antes había querido proteger y cuidar de Octavius mientras crecía mirándolo en la distancia, sus formas hoscas y brutas de ser, la manera en que le pellizcaba un brazo si se equivocaba al decir una palabra en latín.

Ahí en ese silencio, con sus ojos cerrados y su locura al margen, podía verlo como un hombre mientras lo cargaba sin problemas. En esa instancia, en ese lugar, era sólo un hombre, pero cuando cruzaran las puertas del templo, sería un dios. Un dios… ¿Era eso lo que quería Solomon? ¿El poder de un dios para cumplir sus objetivos? ¿El poder de un dios para poder cuidar de Roma?

- ¿Por qué abandonar este lugar para nacer en una tierra de perdición? – Le preguntó Raider con seriedad y frialdad. - ¿Acaso los dioses son estúpidos?

No espero una respuesta de parte del inconsciente Solomon. Sólo atravesó los pilares principales y siguió adelante por el templo. Debía encontrar la recamara en que había dormido alguna vez el Emperador de los mares para depositarlo ahí y esperar que despertara.